"Al escribir mi primer relato, vi que mi mano volaba sobre el papel"

El escritor Jordi Sierra i Fabra, con más de cuatrocientas obras, cuenta sus inicios en la literatura.

El escritor Jordi Serra i Fabra
"Al escribir mi primer relato, vi que mi mano volaba sobre el papel"

Jordi Sierra i Fabra nació en Barcelona en 1947.  A los ocho años decidió que sería novelista y no ha parado de escribir desde entonces. Su pasión por la música rock le sirvió para hacerse popular sin perder nunca de vista su auténtico sueño: escribir las historias que siempre había deseado plasmar en papel. A día de hoy ha escrito cuatrocientas obras, muchas de ellas best-sellers, y ha ganado casi 30 premios literarios además de recibir un centenar de menciones honoríficas y figurar en múltiples listas de honor. En 2004 creó la Fundació Jordi Sierra i Fabra en Barcelona y la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra en Medellín (Colombia), como culminación a toda una carrera y para ayudar a jóvenes que quieran dedicarse a la escritura.

 

 Sabemos que tienes una anécdota personal de tu infancia por la que comenzaste a escribir. ¿Podrías compartirla con nosotros?


 Yo nací escritor, lo sé, lo llevaba en la sangre. Pero tuve suerte de descubrirlo a los 8 años. Era hijo único, familia humilde, padre derrotado en la guerra civil... y tartamudo. Esa tartamudez me impedía comunicarme con los demás, que se reían de mí. Me refugié en la lectura (leía un libro al día, que alquilaba de segunda mano vendiendo pan seco y diarios viejos). Con 8 años atravesé una puerta de cristal. Casi pierdo la movilidad del brazo izquierdo, me corté la cara, la nariz entera (pudieron cosérmela), y en el hospital, con sólo un brazo, no podía leer. Así que un día escribí mi primer relato (3 páginas), y vi que mi mano volaba sobre el papel. Le dije a mi padre que iba a ser escritor y aunque él me dijo que me moriría de hambre, ya nadie pudo conmigo. Con 10, 11 y 12 años hacía libros de 100 páginas (a mano), y con 12 me enfrenté a “mi gran reto”, mi primera novela larga: 500 páginas, sólo para probarme a mi mismo"

 

Llevas más de cuatrocientos libros escritos, ¿cuál es tu secreto para no perder la pasión por la literatura y seguir creando nuevas historias?

 

Sigo siendo un crío. La edad no importa, sólo el ánimo. Absorbo la vida sin cesar, como una esponja. Jamás me he cansado de mi pasión. Escribir es mi vida, es lo que más me gusta hacer, vivo por y para mis historias, que saco de los periódicos, de lo que invento o de mis viajes por medio mundo, hablando y sobre todo escuchando a los demás. Soy una parabólica con patas, capto energía constantemente. Claro que todo esto, sin disciplina, no funciona. No fumo, no bebo, jamás he tomado drogas... Hacer una novela para mí es sagrado. Las disfruto y, supongo, por eso la mayoría de mis lectores también disfrutan con ellas, sean niños o adultos.

 

Has abarcado muchos géneros dentro de la literatura juvenil, ¿con cuál te sientes más identificado: fantástico, realista, ciencia-ficción, etc.?


Me da igual de qué escribir. Me gusta hacerlo. Y como soy inquieto, me encanta saltar de un tema a otro. Me aburriría mucho si sólo hiciera novelas policiacas, o ciencia ficción o lo que sea. He ganado premios importantes en todos los géneros. Cada historia es un reto, cada novela es única. Nadie me ha acusado nunca de repetirme, y eso, habiendo publicado tanto, me parece asombroso.

 

Una de tus grandes aficiones es la música rock. ¿Te ha influido a la hora de escribir para los jóvenes lectores?

 

Claro que me ha influido, y mucho. Si hubiera sido abogado me habría llamado John Grisham y habría hecho libros de abogados como él. Pero me metí en la música muy joven, escribiendo artículos (nunca pensé en tocar un instrumento), y gracias a eso no sólo viajé por todo el mundo gratis, sino que conocí a los más grandes de la historia. Aprendí mucho. Soy hijo del cine (he visto al menos una película al día desde que era joven... salvo cuando estoy en el Amazonas, el Tibet o algún lugar sin cines), pero también de la música. Mis libros se pueden filmar directamente, pero también tienen un ritmo frenético. Soy rockero y eso se nota tanto como mi filosofía de los tiempos hippys. Tengo 30.000 discos y escribo con música.

 

Permítenos indagar en tus costumbres cuando comienzas una nueva historia: ¿Eres un escritor de mapa o de brújula? ¿Cuántas horas le dedicas a la escritura? ¿Eres urbanita o te gusta aislarte para acometer una nueva novela?

 

No hay normas fijas para escribir un libro. Ninguna. Pero de cada 15 o 20 libros que escribo, sólo uno lo hago sin guión previo, partiendo de una simple idea. Por lo general hago un guión exhaustivo, capítulo a capítulo, con todo. Soy rápido escribiendo, pero lento pensando. Puedo estar años con una idea en la cabeza, investigando viajando, etc. Pero cuando tengo el guión listo la despacho en una semana o dos. Yo paso medio año en España y medio viajando. Es en los aviones, hoteles, trenes, donde puedo pensar sin prisa e ir elaborando la historia. La visualizo en mi mente, como una película que sólo he visto yo. Escribirla luego es sencillo. Cuando escribo trabajo 8 horas, de 11 a 3 y de 4,30 a 8,30. Luego ceno y al cine, y si no tengo pelis, me veo una o dos en el Plus o en vídeo. Jamás he descargado una película ni he pirateado nada. La piratería nos está matando lentamente. Es muy duro. Lo que yo gano lo doy a mis dos Fundaciones, que a su vez ayudan a niños. Cada libro que me piratean es un niño que un día no habrá tenido una oportunidad. Y sí, soy urbanita, pero tengo una casa en una montaña donde me encierro todos los veranos 4 meses a escribir. En esa época no viajo nunca, por norma.

 

Tu última publicación se titula 'Desnuda' y trata un tema social muy duro hoy en día. ¿Puedes hablarnos sobre ella?


 Típico libro que escribí sin guión previo. Fue un vómito, un cabreo monumental de los míos. Tuve que sacarlo de dentro. A fines del 2013 se habló mucho de la violencia entre los jóvenes: volvía el machismo y las chicas daban un salto atrás en el tiempo. Un chico de Tárrega mató a su novia de 14  años. Por Dios... El País y  el Diari Ara sacaron estadisticas, y entonces recordé escenas que yo mismo había vivido, en tiendas, en el cine, en escuelas... “Le he mandado una foto de esta falda a mi novio por whatsapp y me dice que no, que enseño mucho”,  “Mi novio me quiere mogollón, es celooosoooo”, “Bueno, me dio una bofetada porque estaba muy nervioso”... Lo metí todo en un saco y salió 'Desnuda', en apenas unos días. Lo mandé a la editorial, con la programación de todo 2014 ya cerrada, pero comprendieron que era un libro a editar ya y lo sacaron en cuatro o cinco meses. Soy novelista ante todo, pero mis libros realistas siempre son producto de mi necesidad de contar lo que me duele.

 

*Sandra Andrés Belenguer es licenciada en Filología y escritora.