Iker Jiménez: "Aragón es una tierra repleta de misterios"

El periodista visitó Zaragoza para participar en una charla multitudinaria.

Iker Jiménez en su visita a Zaragoza
Iker Jiménez en su visita a Zaragoza

Iker Jiménez es el periodista de lo paranormal. Su programa de radio y de televisión le han convertido en uno de los más conocidos del panorama televisivo. Este jueves ha visitado Zaragoza para participar en las 'Charlas con Valor', que dirige Mari Cruz Soriano, y que se convirtió en multitudinaria.


-¿Zaragoza es un mundo sobrenatural?

-Es una ciudad con mucha historia, con temas que nos gustan. Estamos en una tierra buena, repleta de historias que nos encantan y se podría hacer un periódico entero solo para hablar de los misterios de Zaragoza. De hecho, Heraldo de Aragón fue uno de los primeros periódicos de España que tuvo una sección dedicada a los misterios.


-¿Algún misterio concreto sobre nuestra Comunidad?

-Hay muchos, desde Calanda hasta Belchite, y también los clásicos de la propia Zaragoza. Pero me llama la atención uno de Torralba de Ribota, con una fotografía extraña, la historia de unas apariciones de un niño. Eso me impresionó porque el alcalde era un hombre muy impactado con lo que había vivido y trasladaba a nuestro programa el temor, la sospecha y la fascinación de los vecinos. Era el típico caso de un pueblo pequeño en el que se generó gran expectación por el suceso y tal como apareció, desapareció y nunca más se supo de esos hechos.


Hubo otro impresionante, que dimos en Cuarto Milenio, si no me equivoco fue en Burgo de Ebro en 1979. Un caso de una persona que va en moto y se encuentra con tres figuras. Pero como te digo hay muchísimos, por eso tanto Zaragoza como Aragón es un territorio amigo.


-¿Se golpea mucho al programa desde fuera?

-Sí, pero lo cierto es que solo recibo afecto. Llevo muchos años en la televisión y más en la radio, pero allí donde voy solo hay cariño. La clave de 'Cuarto Milenio' es que no es solo un programa sobrenatural. Hemos intentado abrir mucho el abanico. El programa es el reflejo de mis inquietudes, de mis anhelos y búsquedas. A mí me interesan el hombre, el cerebro, la historia, la ciencia... La gente se queda con un programa de misterio, pero el misterio está prácticamente en todo, por eso pienso que 'Cuarto Milenio' no se ha quedado con los temas de siempre, sino que puede sorprender con cosas absolutamente diferentes. Es un programa de cosas paranormales, no de misterios puros y duros. 'Cuarto Milenio' habla sobre lo desconocido y sobre temas que no se cuentan.


-Sin embargo, para la opinión popular es un programa que genera miedo ¿Por qué lo cree así?

-A mí sorprende cuando se dice eso. Siempre digo que el miedo es lo que cuentan los informativos. Miedo a lo que pasa a la realidad cotidiana, al mundo racional y lógico en el que vivimos. Para mí el programa genera ilusión, fantasía, búsqueda, para que los jóvenes puedan buscar por sí mismos y puedan enamorarse de no quedarse con lo convencional. La gente debe tener una semilla que le haga dudar de casi todo porque yo soy una persona que duda de casi todo.


-¿Dudar de casi todo no hace menos valido un programa que habla acerca de lo sobrenatural?

-Mucha gente me dice que nunca me 'mojo' pero lo que ha aprendido después de tantos años, es que casi nadie sabe nada de nada. Hablamos de catedráticos y científicos, los postulados inamovibles se cambian. Un ejemplo son dos científicos que trabajan en mi programa, se dedican al estudio del cerebro y tienen diferentes opiniones sobre un tema. Yo me voy dando cuenta de que todos los que dicen ser expertos tienen indicios de la mayoría de las cosas. Yo no podría contar a las personas que tengo cierta verdad, porque no la tengo. Eso no es una pose, sigo siendo el niño que curiosea todo. La duda de la que hablamos no le gusta a la gente, ellos querrían cosas más claras, pero yo no tengo evidencias, carezco de ellas. Pero es un estilo real. 'Cuarto Milenio' no tiene trampa de cartón.


-¿Desde niño te interesó esto?

-Sí. Leí un libro por accidente y ocurrió algo que me marcó. Al día después de leerlo, el periódico de Vitoria reflejaba que había ocurrido un fenómeno de ovnis. Para mí fue una señal porque no ha vuelto a ocurrir, solo ese día. Pase una noche de pesadillas, a los dos días, junto a mi primo, fui a ver a la gente que hablaba del avistamiento. Ahí me sentí periodista, y noté que mi vida iba a ser preguntar, indagar y buscar. Recuerdo a gente mayor hablar con fascinación y miedo sobre lo que habían visto hacía unas horas. En mi mente infantil fue un impacto grandísimo. Siempre he sido un fiel seguidor de mis sueños. A mí me emocionaba la incógnita, y creo que todo buen periodista tiene que tener un poco de detective.