“El periodismo cada vez tiende más a la banalización y a la estética del cine”

La periodista es jurado del Festival de Cine de Huesca y este viernesprotagonizará un coloquio en la plaza de López Allué.

Rosa María Calaf
Rosa María Calaf
Rosa Calvo

Con casi 30 años de carrera como corresponsal de RTVE y conexiones desde un centenar de países, a Rosa María Calaf le ha tocado presenciar e informar de escenas que superan cualquier tipo de ficción. Ya jubilada, a sus 70 años, no ha perdido el compromiso con el espectador, lo que le lleva a seguir muy de cerca la actualidad.


Por eso no dudó en formar parte del jurado del Festival Internacional de Cine de Huesca, y es que afirma que el periodismo cada vez tiene más semejanzas con lo que se produce para la gran pantalla. “El cine y el periodismo tienen mucho en común, porque son unas pautas culturales sobre las que reposa la construcción de la sociedad”. Este viernes será la protagonista de un vermú-coloquio en los que hablará de independencia periodística y de la relación de la información con el cine.


Huesca esta tomada estos días por actores, directores o productores, pero ¿cuál es el papel de una periodista como Rosa María Calaf en un festival de cine?


Creo que este momento el documental está sustituyendo cada vez más al gran reportaje, y es allí donde entra el periodista. Está haciendo lo que no hacen las televisiones, acercar a los protagonistas y ser testigos del tiempo que vivimos. En ese aspecto me parece fundamental que sigamos apostando por este tipo de producciones, ya que creo que actualmente en el mundo de la información falta profundizar en los temas. Nos hemos ido a la banalización, al mero espectáculo, a la estética cinematográfica de la realidad, pero yéndonos mucho mas a la ficción que a la información. Aunque me gusta mucho el cine, yo no soy experta, y más con compañeros de jurado como los que tengo aquí, por lo que mi juicio será más por los contenidos que por los valores cinematográficos.


En las actividades del festival se ha hablado en varias ocasiones del problema de tener que adecuar los guiones a aquellas fórmulas que van a tener un mayor éxito comercial. Eso es algo también muy adaptable al periodismo y los intereses que le rodean. ¿Cuál es su visión como profesional?


Realmente el periodismo jamás debería estar ligado a nada, porque la información es algo tremendamente delicado, pero muy ligado al bien social, por lo que nunca debería estar sujeto a las leyes del mercado. Sin embargo, cada vez lo está más. Por eso creo que el documental consigue mantener mucho esa independencia perdida.


¿Este es el motivo de que cada vez existan más fórmulas de información ajenas a los grandes medios?


Las nuevas tecnologías nos dan la opción de lo mejor y de lo peor también. Poder llegar a tocar esos temas que la agenda pública que establecen los grandes poderes, no contempla. Investigar, dedicar tiempo, y relatar cosas que los medios convencionales, sobre todo las televisiones, ya no hacen. Unas más y otras menos, porque hay algunos medios anglosajones que todavía apuestan por ello, pero cada vez menos.


¿Y cuál es el papel en todo esto de las televisiones públicas?


La televisión pública, como su nombre indica, debería estar al servicio del público, pero es evidente que no lo está. Hay países en los que es algo muy grave, principalmente porque son dictaduras y la información es nula, y en el extremo opuesto hay otras que sí que tienen característica de ser un servicio público. Luego estamos los que ocupamos el medio, es decir, que vamos a rachas. Hay momentos en los que sí se respeta y otras en los que no tanto.


Desde su conocimiento de tantos lugares, ¿qué país podría ser una referencia en ese aspecto?


Me atrevería a decir que la BBC puede ser el gran ejemplo, pero teniendo también muchos problemas. Buscando un tipo de modelo también la pública francesa tiene cosas muy buenas y dedica tiempo y espacio a una información que está bastante bien. Hay que saber buscar, pero creo que la tendencia general en todos los lugares es ir hacia la banalización, a la parte espectacular de la información más que al rigor.


¿Esta banalización también influye en el papel del periodista?


También él se convierte en protagonista y también ejerce un poco el papel de periodista, es decir, como si fuera un actor interpretando ese rol. Pero eso está pasando en todos los ámbitos sociales, que valoramos ‘la apariencia de’. Es decir, somos una democracia porque votamos, pero si no sabemos el qué, no tiene sentido; o somos un Estado de Derecho porque tenemos poderes separados, pero si el judicial está recibiendo continuamente llamadas del ejecutivo, ¿dónde está la independencia? Hay un continuo simulacro, un hacer creer que hacemos periodismo.


¿Y como se puede corregir esa tendencia?


Lo primero creyéndonoslo, adquiriendo un compromiso. Pero no solo los periodistas y las empresas, también el ciudadano, que tiene la responsabilidad de hacer un esfuerzo por informarse bien, por buscar la buena información y denunciar la mala. Por no estar sentado cómodamente tragándose todo lo que le dan. Ya lo decían los griegos en una frase que utilizo mucho. “Hay que elegir entre descansar, no hacer nada, o ser libre, porque la libertad no te la regalan, hay que pelear por ella”. Y uno no va a poder nunca defender sus libertades si no está bien informado. Es una tarea, por tanto, de todos los factores que tienen un papel destacado en la construcción de la sociedad. Primero hay que diagnosticar y después recuperar el control de la vida de cada uno, porque no dejar saber al público es una forma de dominar.


- Ver la programación del Festival Internacional de Cine de Huesca.