​José Tomás vuelve a Aguascalientes, el ruedo en el que derramó su sangre

El diestro torea este sábado en la plaza mexicana en la que a punto estuvo de dejarse la vida.

?Ambiente taurino en el entorno de la plaza de Aguascalientes, en México, ante la llegada de José Tomás
?Ambiente taurino en el entorno de la plaza de Aguascalientes, en México, ante la llegada de José Tomás
Mario Guzmán/Efe

Una tarde de abril de 2010 el albero de la plaza de Aguascalientes se tiñó de rojo sangre, la del diestro español José Tomás, quien este sábado vuelve bajo una gran expectación a ese ruedo en el que un toro llamado Navegante casi le arranca la vida.


Aquel día 24, en torno a las siete de la tarde, la plaza de toros enmudeció al ver el rastro de sangre que el torero dejó mientras era llevado en volandas por su cuadrilla a la enfermería.


Uno de sus subalternos tuvo el acierto de taponarle la herida, una cornada de 15 centímetros en la pierna izquierda que le atravesó la vena femoral y la arteria ilíaca, parte del triángulo de Scarpa, también conocido como el triángulo de los toreros.


En esa importante zona transcurren la vena y la arteria femoral y es una de las vías de entrada más comunes de las astas de los toros durante las corridas, con el riesgo de una grave hemorragia. Manolete o Paquirri murieron así.


Pero aquella tarde de la feria de San Marcos, una de los eventos taurinos más importantes de México, no estaba escrito que el diestro Tomás muriera, aunque estuvo cerca. A la enfermería de la plaza llegó el sacerdote a darle la extremaunción.


Tras una hora y media de intervención, los doctores lograron estabilizarlo, anestesiarlo y trasladarlo al hospital Miguel Hidalgo, donde fue sometido a una operación. Días después dejaba el hospital, más delgado y débil, pero vivo.


"Estoy aquí gracias a esas manos tan oportunas que en el ruedo taponaron mi herida, al equipo médico que me atendió con decisión y profesionalidad desde el primer momento, a los doctores Alfredo Ruiz y Juan Carlos Ramírez; sin ellos no me hubiera podido agarrar a la vida con la fuerza que me agarré, y por supuesto a la Virgen de Guadalupe", contaba a las puertas del centro.


Desde este día, la vida del torero no ha sido la misma. Sus apariciones son contadas, aunque lejos de bajar su popularidad, las escasas apariciones hacen que el mito crezca y su halo de misticismo atraiga a manadas a los fanáticos de los toros.


Apenas concede entrevistas. Jorge Ávila, su apoderado en México, cuenta a Efe que el diestro lleva días preparándose en Aguascalientes, donde tiene una casa y que "está muy tranquilo", con "una gran ilusión" por esa plaza que ha significado tanto para su trayectoria. Allí se estrenó como novillero en 1994 y allí, paradójicamente, sufrió su primera cornada.


"Todo está visto para adelante, para lo que viene, lo pasado ya pasó. Eso no lo ve, ni lo habla, ni nada, eso está en la historia", cuenta sobre aquella tarde en la que el mito le ganó a la muerte.


José Tomás siente un profundo amor por México y los mexicanos sienten un profundo amor por el madrileño. Aquella tarde de abril se hicieron filas a las puertas de la plaza y del hospital para donar sangre del tipo A negativo.


Días antes, el torero ya contaba que tenía sangre mexicana en las venas, pues de la decena larga de cornadas que ha recibido, varias han sido en México. Ese día, casi toda su sangre se volvió mexicana, pues recibió más de 4 litros de los 5 aproximados que tiene un cuerpo humano.

"La gente quiere mucho a José Tomás, lo ven como un torero propio de la tierra porque toreó desde novillero ahí hace muchos años, lo ven como a un vecino distinguido" y "México es una parte muy importante de su corazón", apuntó Ávila.


Por eso cuando se supo de su regreso, la plaza pronto colgó el cartel de "no hay boletos". Los pocos que quedaban por normas de la taquilla se venderán esta mañana y van a estar de lo más disputados.

Desde la noche del jueves se ven largas filas de aficionados que rodean la plaza y esperan horas a la apertura de la taquilla.


José Tomás cuenta que en Aguascalientes se hizo torero, cuando era tan niño que en España las leyes no se lo permitían. Desde que Navegante le dio el mayor susto de su vida, el diestro sueña con su mirada.

Y juntos dialogan, una conversación que se transformó en el libro "Diálogo con Navegante", y el toro le explica al diestro que su sangre es parte del tributo que tuvo que pagar por tantos toros caídos en la fiesta brava.