Un hospital-museo en Zaragoza

Cuadros, esculturas, objetos litúrgicos de plata, mosaicos o piezas originales de una farmacia con más de cien años de historia conviven con la actividad asistencial y el paso de pacientes y de profesionales en el día a día del centro sanitario Nuestra Señora de Gracia

La farmacia Ríos de Zaragoza, tal cual era en 1895, se conserva en el Hospital Provincial, con sus frascos de cristal originales (algunos todavía contienen ingredientes) y su decoración en madera.
Un hospital-museo en Zaragoza
Aránzazu Navarro

Un mosaico, posiblemente de principios del siglo XVII, recibe a los pacientes que se acercan a la ventanilla de información del Hospital Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza, un centro sanitario que conserva entre sus muros las huellas de su historia y que atesora algunas de las piezas del que fue su rico patrimonio artístico.


Estos bienes figuran en el inventario que realizó la Diputación Provincial de Zaragoza, titular del edificio, cuyas competencias en materia asistencial se transfirieron al Gobierno de Aragón. Para llevar un mayor control sobre las piezas, algunas de ellas se llevaron a dependencias de la DPZ y en la actualidad decoran zonas de paso y lugares de trabajo tanto del Palacio de Sástago como de los despachos institucionales. 


Sin embargo, el Hospital Provincial custodia parte de su legado. En la sacristía, por ejemplo, hay un gran retrato, realizado por Bartolomé Vicente y pendiente de restauración, del que fuera arzobispo de Zaragoza, Diego Castrillo. A él se le debe la fundación del hospital de convalecientes, germen del actual, que asumió las funciones y el nombre del de Nuestra Señora de Gracia, que se ubicaba en la plaza de España, después de que este fuera arrasado en la Guerra de la Independencia. La dotación artística del actual hospital se remonta también a tiempos de Castrillo, que trabajó como auditor del Tribunal de la Rota en Roma, de donde trajo algunas obras. Entre ellas, cuatro pinturas barrocas convertidas en altares, de Giacinto Brandi, que están en la iglesia y que "datan de la década de los 60 del siglo XVII", tal y como explica José Ignacio Calvo, jefe de sección de Restauración de Bienes Muebles de la Diputación Provincial de Zaragoza. 


La pieza más importante es la pintura del retablo, obra de José Luzán, maestro de Francisco de Goya. "Aparece la Virgen, como intercesora de la salud de los enfermos, con el Niño, y también se puede ver al arzobispo Castrillo". 


Calvo destaca la escultura del llamado Cristo de los artistas, "una talla de hacia 1570 del periodo clasicista, que los expertos han atribuido a Juan de Ancheta", y otra dedicada a Nuestra Señora de la Cabeza, "que estaba totalmente repintada y se recuperó su policromía original, que, según los especialistas, pertenecería al círculo de Damián Forment".


Además, llama la atención un cuadro, cuyo autor es Asensio de Eleicegui, que representa a San Cosme y San Damián, patronos de los médicos y farmacéuticos, que al parecer procede de la parroquia de San Gil y que, en una época indeterminada, se instaló en la iglesia del Hospital Provincial. Convivir con el arte

Los pacientes y el personal sanitario comparten el espacio con algunas obras de arte, restos arquitectónicos originales y antiguas dependencias que han sobrevivido el paso de los años, como es el caso de la farmacia.


Los usuarios de este centro hospitalario pueden observar a través de la puerta, que conserva el cristal original de la antigua farmacia Ríos, cómo era una botica a finales del siglo XIX, con todo el material perfectamente ordenado en sus estanterías de madera. O visitar la iglesia, que conserva numerosas obras de arte, una interesante selección del patrimonio del hospital, u observar un panel cerámico del XVIII hecho con azulejos decorados. Y puede que, sin saberlo, descansen en uno de los bancos de la entrada, que podrían proceder del antiguo hospital.