Consejos para un escritor novel: los errores

Bloqueos, repeticiones, falta de tensión... son algunos de los fallos más habituales.

Fotografía de la pasada edición de la Feria del Libro de Soria
Consejos para un escritor novel: los errores
Luis Ángel Tejedor

Quizás una de las mayores preocupaciones de un autor es el temido folio en blanco. ¿Quién no ha sentido una especie de vértigo al comenzar una novela? No obstante, también puede suceder esto cuando emprendes un nuevo capítulo, o incluso en mitad del proceso creativo. Es el denominado bloqueo.


Consejos para esquivarlo:


- Escribir la primera frase sin pensarla demasiado. La página en blanco parecerá menos intimidante y posiblemente, las ideas comiencen a fluir de manera natural. Si a posteriori no nos convence la primera línea, siempre se puede retocar. Muchos autores consagrados afirman que las palabras iniciales son clave en un relato. Pero también lo son para romper el hielo y emprender la escritura de manera activa.


- Si el bloqueo se produce al iniciar un capítulo, hay que analizarlo. Ha que pensar en la estructura, en cómo queremos que comience y finalice, visualizar las escenas como si hubieran sido extraídas de una película…


- Suele decirse que hay que escribir todos los días. Y es un buen consejo. Pero, a veces, no llega la inspiración necesaria y la mente debe descansar también. Es preferible tener una pequeña pausa y reanudar la escritura con nuevas energías.


Existen algunos errores en el proceso de crear una novela que deben evitarse. Un ejemplo de ello son las repeticiones de palabras. Puede parecer sencillo de identificar, pero es un fallo muy frecuente. Hay que revisar siempre el texto, todas las veces que sea necesario. Incluso puede leerse en voz alta para detectar mejor esas reiteraciones. Una de las repeticiones más usuales consiste en no advertir el uso en demasía de los adverbios terminados en –mente.


Debe tenerse mucho cuidado con este aspecto ya que el estilo narrativo puede verse afectado. Si en una misma página, se descubren varios de estos adverbios, hay que intentar mostrarlos de forma diferente. Ejemplo: aceleradamente-de forma acelerada; desgraciadamente-por desgracia, etc.


Otro problema puede consistir en la previsibilidad. A los lectores les gusta vivir la historia junto a los personajes, sufrir cuando ellos están en peligro, preguntarse continuamente qué les va a ocurrir. Y para ello, una novela debe contener suspense, misterio y secretos por desvelar.


Conviene pensar en las posibilidades que ofrece la historia, en giros inesperados, sorpresas reveladoras…Si son creíbles y están bien estructurados, todo es posible. Hay que tener cuidado con los cambios de tiempo narrativo o de persona.


Un error frecuente es comenzar a escribir en pasado, por ejemplo, y de forma subconsciente trocarlo en presente. Lo mismo sucede con la persona en la que está escrita la historia: si hay más de un personaje relatando los hechos, se debe tener cuidado y diferenciarlos bien.


Para ello, tal vez puedas separar las voces narrativas en diferentes capítulos, cada uno escrito desde el punto de vista de un personaje distinto. No solo se habrá resuelto el problema sino que se presentará la acción desde varios puntos de vista.


¿qué ocurre cuando se pierde el interés en la historia que estamos creando? No hay que desanimarse, sino recuperar aquella sensación que del principio y seguir adelante. También se puede profundizar más en los personajes, otorgarles algún dato que hasta ahora haya sido desconocido, jugar con sus sentimientos y analizarlos, volcar en ellos un poco de uno mismo. Poco a poco, volverá ese ánimo perdido.


Conviene averiguar lo que el protagonista anhela. Los lectores desean una conexión con las historias que viven a través de los libros y se sentirán más identificados con un personaje que sufre carencias, sueños, dudas, esperanzas...al igual que ellos y que el propio autor. No hay que desestimar ninguna idea, conviene hacer una lista con diferentes desenlaces posibles, observar el mundo que nos rodea como algo nuevo que podría aportar una inspiración inesperada.


Como solía aconsejar Ray Bradbury “escribe cualquier cosa que surja en tu mente, pues no sabes lo que hay en ti hasta que lo pruebas; y hazlo con alegría. Escribir no es un negocio serio. Quiero que envidien mi alegría”.


*Sandra Andrés Belenguer es licenciada en Filología y escritora.