Asalto se escribe con buena letra

El alemán residente en España Matias Mannich deja en Zaragoza ejemplos de una corriente en alza: la del rotulismo hecho a mano. En el Gancho ha intervenido de manera improvisada en dos negocios del barrio

Matias Mannich, pintando el cartel de Colchones Lic, en la calle de Miguel de Ara.
Asalto se escribe con buena letra
Festival Asalto

Matias Mannich dejó atrás hace años su trabajo como diseñador gráfico en su Alemania natal para establecerse en el extremo sur de España, en Tarifa. No solo cambió su paisaje vital, sino también la manera de relacionarse con su creatividad. Pasó de los teclados a los pinceles, de los programas informáticos a mancharse las manos de pintura. Aunque sin dejar de lado su oficio.


Su trayectoria desde entonces ha suscitado el interés de los organizadores del Festival de Arte Urbano de Zaragoza Asalto, que este año dedica un espacio a una corriente muy en alza dentro del diseño gráfico: el ‘sign painting’.


Se trata de una vuelta a los orígenes del arte rotulario, que ahora está muy en boga en Estados Unidos. Recupera las técnicas y las estéticas de los viejos carteles. Los letreros son completamente elaborados a mano, habitualmente sobre tablas de madera cuando no directamente sobre el muro del local. Para Matias, el ‘sign painting’ "es una reacción ante la tecnología", que puede inscribirse dentro del gusto creciente por la vuelta a lo artesanal. "Lo que yo hago no es caligrafía, porque no tiene ese trazo personal, es tipografía, pero es tipografía única, hecha a mano, hecha por mí", explica."Muy inspirador"


En la capital aragonesa, Matias Mannich, que es la primera vez que participa en un festival ("ha sido muy inspirador, me quedaría mucho más", dice), ofreció el pasado domingo un taller –para el que se agotaron las plazas– en el que los asistentes aprendieron a "dibujar letras". La idea era crear unos rótulos de comercios ficticios, que se instalarán en diferentes localizaciones del barrio de San Pablo de Zaragoza.


Pero Mannich no ha querido irse sin dejar su propia huella junto al Ebro. De manera improvisada, surgió la idea de que él mismo rotulara algún comercio del barrio del Gancho. Los afortunados han sido dos, Colchones Lic, en la calle de Miguel de Ara, y un taller de restauración en el número 36 de la calle de San Blas.


Tomás Pitar, que lleva casi 40 años al frente del negocio de colchones, está encantando con el inesperado nuevo aspecto del cartel de su tienda, al que el diseñador alemán ha añadido unas cenefas. "Vinieron, me preguntaron qué me parecía, no tuve inconveniente y lo hizo en una mañanica", explicaba ayer Pitar. Mannich iba a pintar también en la pared, pero su rugosidad lo ha impedido. En el taller de restauración, Mannich ha dibujado un gran ‘36’, que indida el número de la calle.


Cuenta Matias que cada vez le reclaman más y que sobre todo trabaja para el mundo de la hostelería. Constata la tendencia y señala a Estados Unidos como epicentro de la misma. Precisamente hoy, a las 21.00, en el solar del Circo Social, que estos días hace las veces de cuartel general del Asalto, podrá verse el segundo y último pase del documental ‘Sign Painters’. En él se narra la historia y la anecdótica vida de los pintores de letreros a mano en Estados Unidos.


Mientras tanto, continúa el taller de construcción de ‘boom box’, que aplica las nuevas tecnologías del sonido a la tradición de los ‘soundsystem’, aquellos enormes reproductores musicales de los 80. Además, los murales ahora mismo en elaboración, como los dos de la calle Manuel Lacruz del Arrabal, están muy avanzados.