Retomar la rutina con filosofía

Los expertos afirman que está en relación con nuestro grado de satisfacción con el trabajo

Afrontar nuevos proyectos y mirar a las vacaciones sin demasiada nostalgia harán estos días más llevaderos.
Retomar la rutina con filosofía

Se terminó. Decimos adiós al verano con mucha nostalgia y un tanto de pereza. Siempre que hayamos tenido el privilegio de disfrutarlas, podremos recordar las vacaciones como lo que fueron: desconexión, relax y, sobre todo, días de hacer lo que nos viniera en gana... dentro de un orden. Porque, en la mayor parte de casos, nunca rompemos con todas nuestras rutinas y, en el fondo, sabemos que siempre hay que volver a la realidad. Y cuanto menos dramaticemos este último aspecto, menos cruda se hará. 


¿Existe el síndrome postvacacional? Si es así, ¿en qué consiste? ¿La crisis y la falta de empleo, o la amenaza de perderlo, han mitigado sus efectos o, por el contrario, solo los han camuflado? ¿Se queja la gente menos por sentirse más privilegiada o, simplemente, por miedo? Las respuestas a todo ello, al hablar de la mente humana y de nuestros hábitos, son relativas y con matices; en cualquier caso, destacados especialistas coinciden en que sí, que puede darse un cierto trastorno con la vuelta al trabajo y manifestarse de muy diversos modos, desde un pequeño bajón de ánimo o una cierta deshabituación ante tareas que antes hacíamos con mayor fluidez, hasta insomnio o casos más graves de bloqueo mental.


"Psíquicamente, los cambios nos cuestan, eso no es ninguna novedad. Y transitar de situaciones en las que lo pasamos bien hasta volver a la rutina del trabajo siempre cuesta. Simplemente, porque abandonas lo que te ha hecho estar bien previamente", explica la psicóloga y psicoanalista Marisa Rodés, de Huesca. "El bajón, no obstante, será proporcional a la vida que retomes", añade.


El psiquiatra Javier García Campayo, de Zaragoza, sostiene que este síndrome existe en algunas personas, que se caracteriza por ansiedad y rechazo a la vuelta al trabajo, con pensamientos negativos recurrentes, y que pueden darse una serie de síntomas, desde la falta de sueño hasta dolores musculares e incluso mareos o palpitaciones. En todo caso, cada persona es un mundo y hay muchas formas de afrontar la vuelta a la rutina.


"La causa suele ser la insatisfacción laboral", afirma García Campayo. Para la gente a la que no le gusta su trabajo, las vacaciones son una liberación, pero la vuelta les exige enfrentarse a algo que previamente ya soportan a disgusto. En este sentido, el psiquiatra menciona otro síndrome o causa de estudio entre los facultativos, el quemado profesional o ‘burnout’, en inglés: "La gente descontenta, además, no solicita bajas laborales por miedo a un despido, con lo que aumenta el ‘presentismo’, es decir, que la gente está en su puesto de trabajo pero con rendimientos bajos", apunta el psiquiatra. 


Así, quienes están a gusto con su empleo se quejan menos, pero ello no quiere decir que no exista una pequeña ‘cuesta de septiembre’ que puede acentuarse con la vuelta al cole de los niños o, simplemente, el extracto de la tarjeta de crédito.


El secreto para sobrellevar mejor la vuelta a la rutina, posiblemente, pasa por marcarse nuevos retos y tener una actitud positiva.