El salón del cómic se llena de 'especies extrañas'

Muchos utilizan esta plataforma para promocionar películas como "Godzilla" o "Al filo del mañana".

El Salón Internacional del Cómic de Barcelona.
El salón del cómic se llena de 'especies extrañas'

Oficialmente comenzó el jueves, pero es este sábado cuando el Salón del Cómic de Barcelona muestra el aspecto con el que sueña cualquier organizador: miles de aficionados deseosos de comprar, conseguir las firmas de sus autores favoritos o exhibirse y dejarse fotografiar vestidos como sus personajes preferidos.


Si en las dos jornadas iniciales, los pabellones 1 y 2 de Fira Montjuic de Barcelona parecían medio vacíos (este año el salón dobla su superficie de 19.000 a 33.000 m2 y eso se nota) pasear este sábado por los mismos es como entrar en el bar de la primera entrega de Star Wars, un atrabiliario universo de especies raras que se hacen fotos sin parar unos a los otros, en un bucle endogámico sin fin.


Unos cuantos Batman -el hombre murciélago cumple 75 años y el salón dedica una exposición- tienen problemas para dar un sólo paso, y no por lo que les pesa el disfraz, sino porque a cada instante la chavalería (y otros más talluditos) se les acercan para inmortalizar el momento con sus móviles.


Dentro del universo del "Caballero oscuro" se mueven Carla, Andrea y Carmen, tres amigas de Barcelona de 24, 25 y 28 años, que para la ocasión se han convertido, respectivamente, en Harley Queen, Poison Ivy y Catwoman, personajes salidos de la serie creada por Bob Kane y Bill Finger.


"Cosplay, disfraz, llámalo como quieras", explica Carmen (Catwoman), que comenzó vistiéndose por su afición al manga y que ahora lleva varios años viniendo al salón bajo diversas apariencias.


"Nos encanta Batman, la exposición de los 75 años ha sido una casualidad", añade Carla con un gigantesco martillo de atrezzo en la mano y que admite que hace tiempo que olvidó el concepto vergüenza.


Unos pasos más allá, superada la muralla en que se ha convertido la cola de firmas de Francisco Ibáñez en el estand de ediciones B, Eduardo, un brasileño de 28 años y su novia Romina, chilena de 24, se lucen bajo los trajes confeccionados por ellos mismos ("durante un mes") inspirados en el videojuego Skyrin. "Los dos vamos del hijo del dragón", explican ante una decena de curiosos que cuchichean mientras les miran con algo de envidia.


A Víctor, un joven tarraconense de 22 años, ha sido su madre ("yo no sé coser") la que le hizo el inquietante traje bajo el que se oye su voz, una especie de espantapájaros con un guadaña y que sólo conocen aquellos que dedican su tiempo al videojuego "Fidblesticks".


La exposición "Cómics en guerra" que incluye medio millar de originales con algunas de las mejores viñetas del género bélico, acompañadas de varios sets decorados con vehículos militares y medio centenar de figurantes vestidos con ropa militar está siendo otro polo de atracción para los amantes de las instantáneas bizarras.


¿La razón?, no todos los días se puede ver a un miliciano de la Guerra Civil española haciéndose una foto con la princesa Leia, delante de un impresionante tanque, o al Joker hablando tranquilamente con un soldado del Ejército norteamericano sentado en un jeep.

Puro surrealismo pop

El salón se ha convertido desde hace años en una plataforma ideal para el lanzamiento de futuros estrenos cinematográficos de películas sobre todo de género de ciencia ficción o aventuras como demuestran los gigantescos estands dedicados a promocionar la nueva "Godzilla" o "Al filo del mañana".


En el de esta última, protagonizada por Tom Cruise, los visitantes al salón pueden conseguir algunos productos de merchandising, pero para ello tienen que sudar y demostrar que están en forma haciendo flexiones ante una cámara que cuenta cada una de ellas.


Si Ibáñez está siempre entre los más solicitados, otros de los autores que saldrán con el ego reforzado del salón son la pareja formada por Eduardo Risso y Brian Azzarello (dibujante y guionista de "100 Balas" y de algunos mejores momentos recientes de Batman) porque sus seguidores han sido de los que más han tenido que esperar para llevarse un recuerdo suyo en expositor de ECC Ediciones.


En otra escala, y con editoriales más modestas, Niko no ha parado de firmar ejemplares de su divertido Cálico electrónico. Una de las virtudes de este salón es que las minorías son bien recibidas, nadie se siente extraño, aunque tu personaje favorito sea un superhéroe rechoncho y poco ortodoxo.