Vida y cine de José María Forqué

El director zaragozano, nacido en 1923 y fallecido en 1995, da nombre a los premios de cine que se entregan este sábado en el Palacio de Congresos

José María Forqué, en el Festival de Cine de Huesca, en 1993.
José María Forqué, en el Festival de Cine de Huesca, en 1993.
Heraldo

Aragón es tierra de cine. La frase es uno de nuestros tópicos más usados y a la vez una de esas certezas incuestionables. Aragón es la tierra de Segundo de Chomón, de los Jimeno, padre e hijo, de Tramullas, de Luis Buñuel, de Florián Rey, de Adolfo Aznar, de Carlos Saura... Y de muchos muchos otros; entre ellos el artesano y artista José María Forqué (Zaragoza, 1923-Madrid, 1995). Su calidad está más que probada y la han defendido, entre otros, Ángel Fernández Santos, Carlos F. Heredero, Pascual Cebollada, Pablo Pérez y Javier Hernández, y Agustín Sánehez Vidal. En 1996, un año después de su muerte, a consecuencia de un cáncer, se crearon los premios Forqué, pensados para distinguir a las películas y profesionales españoles por sus valores artísticos y técnicos. Este sábado se entregarán en Zaragoza, en el Palacio de Congresos de la Expo, en una colaboración de la empresa Egeda con el Departamento de Educación, Cultura y Deporte.

¿Quién es, en realidad, José María Forqué? De entrada, es un buen realizador de cine que dirigió casi 50 películas y algunos títulos tan valiosos como ‘Amanecer en Puerta Oscura’ (1957), cuyo guión escribio con Alfonso Sastre y la borjana Natividad Zaro, objetivo de un documental de Vicky Calavia, recibió el Oso de Plata en Berlín; ‘Ataque a las tres’ (1962) una comedia delirante, inspirada enb ‘Rififí’ de Jules Dassin, o ‘Maribel y la extraña familia’ (1960), pieza basada en el texto de Miguel Mihura. En los años 80, dio el salto a la televisión y firmó tres series de mérito: ‘Ramón y Cajal’ (1982), probablemente una de las mejores de la historia de la TVE; ‘Miguel Servet. La ceniza y la sangre’ (1989); en ambas contó con la colaboración del escritor y ginecólogo Santiago Lorén y pueden verse como su gran homenaje a Aragón, a dos sabios complejos y universales, y a los paisajes y profesionales de su tierra. La tercera fue ‘Gayarre. Romanza final’ (1986). Se dejó en el tintero un proyecto sobre la turiasonense Raquel Meller.

Forqué, de procedencia humilde, estudió con beca en los Escolapios. Se sintió atraído por el arte desde muy niño: la pintura, el teatro (se vinculó con el Teatro Español Universitario y acabaría descubriendo la potencia del cine) y la arquitectura, carrera en la que se llegó a matricular en Barcelona. Acabó los estudios de aparejador. A principios de los años 50 se trasladó a Madrid, y allí inició su carrera en un proyecto con Pedro Lazaga.

En realidad, Forqué, que fundó su propia productora Orfeo Films en 1967, hizo casi todos los géneros: diversos dramas, entre ellos ‘Embajadores en el infierno’, sobre la presencia de soldados españoles en la División Azul, numerosas comedias, policiacos, musicales -en ‘Tengo 17 años’ (1964) dirigió a Rocío Dúrcal y a Los Bravos en ‘Dame un poco de amor’ (1968)-; también realizó mucha comedia ligera, alimenticia, de supervivencia, pero siempre con su impronta: una mirada de ternura, de proximidad con sus criaturas, y solvencia artística. Su última película fue ‘Nexus’ (1993), de ciencia ficción. En 1995, el año de su muerte, recibió el Premio Goya a la Trayectoria y el Premio Nacional de Cinematografía.

En 1993, en HERALDO, decía: “El cine ha sido toda mi vida. Yo he sido feliz en este trabajo, aunque sé que a mis hijos les he robado cariño, caricias y tiempo”. Los dos han seguido su camino: Álvaro (1953-2014) fue director y Verónica es actriz y ganadora de cuatro premios Goyas. José María Forqué aún se sinceró un poco más: “He querido gustar al público. En el fondo, los directores somos un poco como las putas: si tu película agrada, el productor te contrata. Por el contrario, si no gustas, nadie te quiere”.

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