Sharif Fernández se enreda con el amor

El rapero y escritor publica un nuevo álbum, ‘Acariciado mundo’, y un libro de poemas, marcados ambos por la pasión, la angustia existencial y la búsqueda.

Sharif es uno de los grandes valores del rap zaragozano.
Sharif Fernández se enreda con el amor
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Sharif Fernández, en realidad Mohamed Sharif Fernández Méndez (Zaragoza, 1980), es poeta y rapero, y está de máxima actualidad: publica un nuevo álbum, ‘Acariciado mundo’ (Boa Música), que ha presentado en Madrid, Barcelona y Zaragoza, y un libro de poemas: ‘Canciones de amor y de amor’ (Arscesis). Ambos parecen surgir de un período convulso, contradictorio y apasionado como la vida misma, marcado por el amor y el desamor, "que también es una forma de amor. Si sufres es porque amas o has amado. En mi poemario escribo: “El amor representa al hombre en su más íntimo ser, en su más profundo sentir, pues en él cristaliza la contradicción sin fin de su alma, al ser capaz de la más sublime generosidad y del más déspota egoísmo”". El disco respira por sus heridas y acusa melancolía; Sharif, además, da su visión del mundo, donde siempre es clave la cultura: la poesía, la música, el cine y la literatura, o la filología. Sharif estudió Filología Hispánica en Zaragoza. A veces sus canciones parecen confesiones, pobladas de compañeros de viajes que tienen algo de referentes o de fantasmas: Machado, Sorrentino, Mónica Bellucci, Bernini…

"El amor es el tema esencial de las 16 canciones, pero también hay otras cosas: conciencia social y solidaridad, denuncia, instantes especiales de gran emotividad o dolor, amistad", dice el rapero. "Quizá sea un disco que muestre también otra veta: la angustia existencial. Es un disco que habla de relaciones difíciles, de desencuentros, de los altibajos de existir, de la aniquilación, pero también de mi relación con el mundo, que en algunos casos ha podido rozar la desesperación y el llanto. En ese sentido, ‘Acariciado mundo’ también es un álbum sobre el conocimiento de mí mismo, un viaje interior, el intento de hacer buenas canciones. Digo en un tema: “Yo he crecido en Zaragoza entre huracanes y violines,  / entre bandidos, titanes y bailarines”". También dice que "la música nos salva" y hay, en casi todos los cortes, como un eco, una resonancia constante que envuelve.

Para Sharif Fernández el rap ha cambiado. Dice que lo vincula con la música urbana. Ofrece muchas posibilidades de mezcla con otros géneros, e incluso más reposo. Otra serenidad. "He intentado modernizar algunas cosas: más mezclas con músicas distintas: el flamenco, la música brasileña, el rock y el pop. Y este también es un disco en compañía. Participan otras voces, artistas a los que admiro mucho: MAKA, Miguel Campello (ElBicho), Natos, Suite Soprano, Jor. G, Bombony Montana y Aldo; con él cantamos una carta y su respuesta, con un estribillo en medio", añade.

Un gran momento

A veces se le cuelan hasta atmósferas más psicodélicas. "El rap vive un gran momento. Lo acabamos de ver con Kase.O, que ha hecho un trabajo serio e inspirado. Impresionante. Lo que está ocurriendo con él es algo insólito: se ha colocado a altura de un gran artista del rock. Para mí, su trabajo tiene el nivel de maestros como Sabina y Serrat, veo su disco en esa dimensión –explica-. Todos querríamos llegar ahí. Con ‘Acariciado mundo’ experimento, intento renovarme a mí mismo y emprendo aventuras".

En el sello Arscesis, publica ‘Canciones de amor y de amor’. "Mi editor, amigo y poeta Rafael Lechowski me pidió una selección de mis poemas últimos. Él me ayudó a ordenar el libro, en el que además de los poemas he incorporado un cuento. El título es una reafirmación de su materia central. Escribo “en el insolente andar de las horas que horadan la vida, la madera y los relojes, me siento solo y vacío”, pero también hablo de la condición del artista y de la búsqueda".

¿Qué diferencia hay entre el poeta y el rapero? "Detrás está el mismo individuo con sus dudas, claro. Yo escribo la poesía de una manera más visceral y directa, lo que sale de dentro, puedes inclinarte hacia el verso libre. La poesía es como un vómito de la sangre. Y el rap tiene que ser algo más elaborado. Trabajas con rimas internas, con un determinado lenguaje, elaboras un ritmo, el rap es algo más encorsetado, si se quiere, pero uno intenta siempre ser lo más auténtico en cualquier disciplina", explica.

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