El que acaba ha sido un año productivo para usted, coronado con el premio Artes y Letras de HERALDO en el área musical.

Íbamos a tocar en la iglesia San Pablo y llegó un mensaje de Antón (Castro) con la notificación. Me dio tiempo a contestarle que era yo, que había equivocado el destinatario. Miré el móvil al terminar de tocar y ahí estaba la confirmación. Es una gran alegría, aún me sorprende este primer premio de mi carrera; reconoce muchos años de trabajo, y entiendo que no es solo a mí, parece que ahora hay más reconocimiento hacia los que vamos por la cara B de la música en Zaragoza y todo Aragón. No sé si habrá tantas zonas en España con una riqueza musical como la nuestra, desde la clásica al hip hop, el rock, el pop, el folclor... que se haya premiado esto es tremendo.

¿Cómo compagina tanto atareo con su actividad docente?

Como puedo, porque las clases son mi actividad principal. Doy clases de FP de electricidad en el instituto de Zuera, He impartido la asignatura de sistemas electrotécnicos muchos años, pero ahora se ha ampliado la parte de automatización y me toca estudiar mucho: son exigencias nuevas, pero no viene mal.

‘Guatizalema’ ha llevado un aluvión de elogios y oyentes al sexteto de Joaquín Pardinilla. ¿Abruma tanta palmada?

La verdad es que este disco sí se ha recibido muy bien; también es cierto que ocurrió lo contrario durante muchos años. Nuestras músicas han sido bien valoradas, pero en ámbitos muy minoritarios. Por alguna razón, ahora llegamos a más gente... y la propuesta va dirigida a que guste, no tiene ningún afán exclusivista, pero sí somos fieles a nuestra estética;parece que ese equilibrio empieza a funcionar.

¿Hacia dónde apuntan los nuevos retos del sexteto?

Empezamos a grabar disco justo después del día de Navidad. Será el cierre de la colección de discolibros de Prames, y aprovecharemos para celebrar los cuarenta años transcurridos desde que Chicotén grabó su elepé, pionero en el folclor aragonés. Nuestro encargo es grabar 33 temas representativos de la tradición aragonesa, uno por comarca. La elección ha sido durísima, dejas fuera joyas, pero había que circunscribirse a una por comarca. Grabaremos en Luna Nueva, con Kike y Pichín; hemos hecho la investigación con Alberto Artigas en cancioneros, los archivos de tradición oral de la Comunidad, los fondos de la Institución Milá y Fontanals... después ya me meteré con Luis y María José en lo nuevo de Vivere Memento.

También está reciente su álbum de blues en directo junto a Ernesto Cossío en Hot Hands.

Es un género agradecido, funciona muy bien en directo y lo pasamos de maravilla. La distribución la hacemos lo mejor que podemos, tampoco sé muy bien ahora cuáles son los canales más efectivos. De todos modos, sigo haciendo otras cosas, como la música de un documental de Alejandro Cortés sobre Teresa Ramón, y otro documental sobre Ramón Acín de Emilio Casanova. Además, el disco del proyecto Afra Dozawan que propiciaron el Festival L’Boulevard de Casablanca y el Festival Internacional en el Camino de Santiago ya está listo para mezcla.

Causa usted admiración entre las nuevas generaciones de músicos locales. ¿A quién admira Pardinilla?

Si me pongo a elegir no acabo, en Aragón hay mucha gente buena, cada semana me sorprenden dos o tres. Me fijo mucho en el talento compositor y en la personalidad del artista. De fuera sigo mucho al Twanguero, una máquina del ritmo, esa forma de tocar es muy compleja; también me gusta Ángel Unzu, los ritmos norteafricanos y de más abajo, del centro mundial de la música –ríe–, aunque aún escucho a los clásicos. Nunca se deja de aprender.