La DGA compra las cuatro series de grabados de Goya que vendía la Fundación CAI

Se trata de primeras ediciones que la entidad financiera adquirió a mediados de los años 90. Las cifras del acuerdo no se han revelado y el Museo de Zaragoza se hará cargo de las estampas.

La CAI, tras comprar los grabados, realizó dos ediciones facsímiles, y una de ellas la usó para exponerla al público.
La DGA compra las cuatro series de grabados de Goya que vendía la Fundación CAI
Carlos Moncín/HA

El Gobierno de Aragón ha cerrado un acuerdo con la Fundación CAI para comprar las cuatro series de grabados que la entidad financiera adquirió en los años 90 y que había cedido a Fuendetodos.

La operación permitirá al Museo de Zaragoza, donde se depositarán las piezas, disponer de las cuatro grandes series de estampas del pintor de Fuendetodos (‘Los caprichos’, ‘Los desastres’, ‘La tauromaquia’ y ‘Los disparates’) en primera edición.

Fuentes del Gobierno de Aragón se han limitado a asegurar a HERALDO que "hay un acuerdo de compra, y es un hecho, pero se está tramitando todavía el expediente plurianual para empezar a pagar los grabados en 2018". La idea es afrontar el coste de la operación –cuyo importe no se ha revelado– en varias anualidades, vía que ya ha empleado el Gobierno de Aragón en la adquisición de otros legados artísticos, como la colección de arte Circa XX, de Pilar Citoler.

"Para el Gobierno, era importante la adquisición –añaden fuentes del Departamento de Educación y Cultura– porque preocupaba la posibilidad de que esas obras acabaran fuera de Aragón. Además, se constató que completaban muy bien los fondos de Goya que posee actualmente el Museo de Zaragoza".

Evitar su marcha de Aragón

La Fundación Caja Inmaculada puso a la venta el año pasado las cuatro primeras ediciones completas de esas series de grabados, y tanteó a varias instituciones aragonesas y nacionales para ver si estarían interesadas en su adquisición. En principio no hallaron mucho interés en Aragón, y por eso llegó a ofrecerlas a instituciones nacionales como el Museo del Prado.

Fuentes de la fundación aseguraron entonces que "nuestra prioridad, obviamente, es que se queden en Aragón", y subrayaron que no tenían "urgencia" en la venta. Historiadores del arte y entidades como la Asociación de Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés (Apudepa) expresaron en su día su "máxima preocupación" por la salida a la venta de los grabados. La DGA, que enseguida mostró interés por los grabados, se ha asegurado de que no se produzca dicho éxodo.

Aunque no ha trascendido la cifra de venta, algunas fuentes aseguraban hace meses que el precio por el que la fundación estaba dispuesta a vender las estampas rondaría el medio millón de euros. Una cantidad bastante asequible (la CAI pagó 65 millones de pesetas por ellas en 1995) pero muy alejada de la que podría conseguir si lograra el permiso de exportación y las subastara en Nueva York.

En cualquier caso, en los últimos años se ha negado casi sistemáticamente el permiso de exportación de las escasas colecciones de grabados de Goya en primera edición que han salido a la venta.

En Aragón no había muchas instituciones capaces de adquirir una colección de tal envergadura. Ibercaja, que tiene el Museo Goya de Zaragoza, posee ya las cuatro series, aunque no en primera edición.

Cuando la CAI compró las estampas en 1995, quería sumarse a los actos preparados en conmemoración del aniversario número 250 del nacimiento del pintor. No fue una operación fácil, porque había más instituciones, incluso aragonesas, trabajando para hacerse con las piezas. Los grabados salieron a subasta en la Sala Retiro de Caja Madrid. El Ministerio de Cultura declaró inexportable el conjunto, en primer lugar, con lo que se excluía la posibilidad de que fuera comprado por algún museo japonés o norteamericano, que ya habían mostrado su interés. Y, en segundo lugar, ejerció el derecho de tanteo y retracto, que cedió a la CAI. Si el conjunto hubiera salido libremente a subasta, casi con toda seguridad se hubiera rematado por el doble de los 65 millones de las antiguas pesetas por los que fue adjudicado.

La colección tiene especial valor artístico por ser una primera edición (las planchas se van deteriorando con cada tirada y los grabados pierden detalle y pureza) y porque se encuentra en perfecto estado. Además, cada colección conserva la encuadernación original de la época.

La CAI realizó dos ediciones facsimilares de los grabados, y con una de ellas organizó una exposición itinerante, ‘Goya, ¡qué valor!’.

Publicó un libro sobre las estampas y en 2014 las cedió temporalmente a Fuendetodos para su difusión.

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