Cápsulas de emociones, joyas por partida doble

La joyería emocional propone guardar algo intangible como un recuerdo, una sensación o una emoción en forma de pulsera o collar.

Llavero pajarita de Live the life
Llavero pajarita de Live the life
Live the life

"Salí del hospital muy delgado, con 22 grapas -luego descubrí que eran 23- repartidas por varias incisiones de mi abdomen y con un trozo menos de intestino”, recuerda Santi. Aunque pudiera resultar impensable; hoy, esa grapa se ha convertido en un amuleto que lleva cada día en forma de pulsera, la cual le sirve para recordar “que el cáncer es una lotería en la que jugamos todos”.

Como esta, la web de ‘Live de life’ está cargada de historias protagonizadas por sus cápsulas emocionales. “Este año quise hacer a mis hijas un regalo que les recordara a las tres mujeres que por vía materna les habían dado la vida, guardé en cápsulas un pedacito de cada una de nosotras: abuela, madre y nieta”, recuerda su artífice. En su interior se aprecian tres materiales; oro, coral rosa y topacio, procedentes de tres joyas que pertenecieron a tres mujeres de la misma familia.

También nos encontramos con la cápsula de Elena, la cual cuenta una historia de cambio, superación y un nuevo comienzo. En su caso, al abrir su nuevo negocio colocó un San Pancracio y un poco de perejil para darle suerte. “Ese es el perejil que lleva ahora en su pulsera como símbolo de renovación”, explica.

Este y otros relatos se amontonan en la sección de ‘Historias de cápsulas’ en la cual algunos de sus clientes comparten lo que han metido en su interior y lo que significa para ellos. Esto es precisamente lo que plantea el concepto de joyería emocional creado por una artesana zaragozana, Teresa Bravo. “La idea era convertir emociones en joyas que poder llevar o guardar en donde cada uno decida”, relata.

Este proyecto nace de una mezcla de sus dos pasiones: la joyería y la psicología. “Cada persona puede elegir dónde colocar esta cápsula, en un collar o un colgante, en una pulsera, en anillos o llaveros…”, afirma. Por eso, se trata de joyas que guardan sentimientos y experiencias en las que el valor real “lo pone cada uno”. “Las auténticas joyas son las que te hacen sonreír?, son doblemente joyas?”, reivindica.

Se trata de una cápsula de plata y un cristal especial altamente resistente que el usuario compra vacío. Su tamaño es de 3 a 4 centímetros de largo y 1 de diámetro, aunque lo realmente valioso es “lo que cada uno pone en su interior”. Y las opciones, advierte, son de lo más variado. “Hay con agua de mar, colecciones de arena, incluso una que conserva azúcar del azucarillo que guardó de su primera cita”, asevera Bravo. “Puede que no sean grandes cosas, pero dicen mucho”, concluye. El precio oscila entre los 65 y los 80 euros por cápsula dependiendo del modelo.

Cápsulas del mundo

Dentro de su colección existe una sección denominada ‘Cápsulas del mundo’, la cual nace de las aportaciones de fotografías enviadas por varios clientes que se fotografías con sus cápsulas a lo largo del mundo. “Una vez nos enviaron una instantánea en la que se ve una de nuestras cápsulas en la Muralla China”, recuerda la zaragozana.

Otro de los proyectos más especiales de la zaragozana es el de la colección ‘Siete cimas’ que realiza en colaboración con la Fundación Carlos Pauner. “Me trae una piedras y tierra de cada una de estas cimas”, explica.

??Bravo recibió el Premio Extraordinario en Joyería Artística otorgado por la Escuela de Artes de Zaragoza en el año 2008 de la mano de su marca registrada: ‘Live the Life’. “Se llama así porque creo que la vida es una verdadera joya que hay que exprimir, disfrutar y vivir a tope”, añade Bravo.?

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