Roma recuerda a Trajano, padre de Europa, a los 1.900 años de su muerte

La exposición "construir el Imperio, crear Europa" estará abierta hasta 2018.

Trajano extendió con la espada los confines del Imperio romano pero, con la paz, impulsó políticas sociales y renovó infraestructuras, avanzando así hacia la actual idea de Europa, según una muestra que le recuerda desde hoy en Roma a los 1.900 años de su muerte.

La exposición, abierta hasta septiembre del 2018 en los Mercados de Trajano de la capital, lleva por título "Construir el Imperio, crear Europa", pues el objetivo es situar la construcción de aquella Roma "caput mundi" en la base misma de la Unión Europea.

Y en la edificación del imperio jugó un papel crucial Trajano, primer emperador no romano en llegar al cargo, pues nació en el 53 d.C en la hispana Itálica, y además lo hizo por méritos militares y no por herencia, designado por su antecesor Nerva.

A su muerte en el 117 d.C, tras dos décadas en el poder, Roma dominaba ambas riberas del Mediterráneo hasta alcanzar los 5.400.000 kilómetros cuadrados, tras cruentas campañas orientales que llevaron a la conquista de la Dacia, las actuales Moldavia y Rumanía.

Pero, amainados los vientos de la guerra, su administración trató de "incluir" a las poblaciones sometidas "bajo un único Estado que gobernaba con leyes que aún en la actualidad están en la base de la jurisprudencia moderna", según los organizadores de la muestra.

Esto "sin exclusiones", con políticas de bienestar social, "una buena administración" con mujeres poderosas y mediante campañas de comunicación y de persuasión para obtener el apoyo popular a través de la construcción de infraestructuras.

Como muestra de este ambiente, Plinio el Joven le encumbró como "aquel que supo devolver la alegría a los romanos" y solía aseverar: "Trajano nos ha ordenado ser felices y lo seremos".

"El sentido de sus conquistas no era someter, sino incluir", dijo en la rueda de prensa de presentación de la exposición uno de sus comisarios, Claudio Parisi Presicce.

En este sentido otra de las responsables, Lucrezia Ungaro, aseguró que su intención fue centrarse en la propia "construcción" de un Imperio mediante la guerra pero que, tras su pacificación, vio cómo su comercio se expandía y su Estado se enriquecía.

"Trajano era un guerrero, lo dicen las fuentes, pero lo que ganaba en la guerra lo invertía en el territorio", destacó Ungaro.

El "optimus princeps" o "el mejor de los emperadores" es ahora celebrado en el corazón de la Roma que dominó gracias a esta muestra "pop y para todos los públicos", debido a sus colores, su estrategia comunicativa y su carácter multimedia, indicó la comisaria.

Se desarrolla a través de siete secciones que parten de su muerte en Asia Menor, donde se encontraba en plena campaña contra la Partia, lo que le convirtió en el primer emperador en morir fuera de Roma.

La exposición aborda de manera especial la atención que puso a la mejora de los nuevos territorios: monumentos, puertos, calzadas, puentes o termas construidos en tiempos de paz y que contribuyeron a unificar el imperio dando una imagen de vida civil y cultura común.

Destaca la construcción del puente de Trajano sobre el Danubio, construido entre el 103 y 105, así como los templos erigidos en el actual territorio turco o el puente de Alcántara (Extremadura), levantado en honor al nacimiento del primer emperador hispano.

También se recuerda a las mujeres de la "gens" Ulpia que le rodearon, como su mujer Plotina, su sobrina Matidia o su hermana Marciana, todas con el título de "augustas" y que, de acuerdo a las fuentes históricas, además de servir de modelo de virtud de la época, intervinieron en sus políticas.

El estilo de vida de "lujo discreto" del emperador también son objeto de análisis, gracias a los frescos y estucos procedentes de su villa en Arcinazzo Romano.

La exposición cuenta con preciosas piezas arqueológicas como una mano colosal y un busto inéditos, joyería con monedas de la época prestada por la casa Bulgari y otros restos que han llegado desde ciudades como la española Mérida (oeste) o la italiana Sorrento (sur).

Y también una réplica ampliada de la célebre columna con la que el emperador hispano conmemoró la conquista de la Dacia y que, aún hoy, sigue al pie de los foros que él mismo ordenó construir.

Reminiscencias, todas ellas, de un recordado periodo de esplendor en Roma que ahora, con la conmemoración de los 1.900 años de su fallecimiento, puede apreciarse de nuevo para recordar a aquel César por su aportación a la misma idea de la Europa común.

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