"El dolor es un camino que te enseña que no existen límites"

Jacobo Parages (Madrid, 1966) sufre espondilitis anquilosante, pero cruzó a nado el Estrecho y el canal de Menorca con fines solidarios. Lo contó en Huesca.

Jacobo Parages delante del Palacio de Congresos de Huesca.
Jacobo Parages delante del Palacio de Congresos de Huesca.
R. Gobantes

¿Cómo superó la frustración de verse a los 28 años con una enfermedad crónica, dolorosa y limitante como la espondilitis anquilosante, un tipo de artritis de la columna vertebral que provoca hinchazón en las vértebras?

Tienes que negociar contigo mismo, entender que te metes en un terreno distinto al que creías que ibas a vivir el resto de tu vida. Hay que poner en valor lo que se puede construir desde el dolor o rendirte a él y que tu vida acabe. Tiene que haber gente que te ayude, que te apoye en el camino, pero la opción es personal y la mía fue afrontar que me ha tocado vivir con esto igual que con otras cosas. La vida te da y te quita, pero hay que intentar entenderlo desde el lado positivo que existe, incluso, detrás de la adversidad.

¿Hace falta contar con un entorno favorable?

Es muy importante. No todo el mundo tiene un entorno favorable, pero eso no debe ser la excusa para no gestionar el dolor. Quien no lo tenga, tendrá que hacerlo solo o buscar una asociación, un equipo médico que le ayude. Cuando decidí hacer grandes retos no todo el mundo me dijo ‘adelante, lo vas a conseguir’. Hubo quien me preguntó si estaba seguro y me puso en duda, pero eso no pudo parar mi sueño.

También ha tenido ayuda médica...

Siempre. Estuve 12 años con un dolor extremo y durante ese tiempo no me sentí entendido por la ayuda médica, porque no daba una solución a mi dolor. Hubo un punto de inflexión cuando mi reumatólogo (decidí ponerme en unas únicas manos), tras un seguimiento de cinco años, encontró el tratamiento que ahora sigo. Es importantísimo, pero la gestión última es siempre tuya. No le dije a mi médico que iba a cruzar a nado el estrecho de Gibraltar hasta que tocó que me firmara un papel certificando que estaba sano para hacerlo. Me apoyo al cien por cien en él, pero la enfermedad la gestiono yo, porque soy el que conozco mi cuerpo.

¿Todos necesitamos sueños para vivir?

Las personas que viven con sueños son más felices porque viven con objetivos. También creo que hay personas que no saben identificarlos. Hace unos días, alguien me dijo que no tenía sueños y yo le pregunté si tenía hijos y qué esperaba de ellos. Me dijo que esperaba que fueran felices. ¿Y eso no es un sueño? Educar a un hijo es un reto más importante que los que yo he conseguido.

Es decir, no todos los sueños tienen forma de estrecho de Gibraltar o canal de Menorca.

Me preocupa que cuando acabo una conferencia la gente piense que he venido a contar que he cruzado a nado el estrecho de Gibraltar o el canal de Menorca. Es algo anecdótico. Lo que me interesa es el mensaje que hay detrás de esos sueños. Lo que yo quiero que importe es el camino que hay que recorrer para que cada persona consiga su sueño; y por eso comparto el camino que me lleva a vivir los míos.

¿Cuál es su siguiente reto?

Está más en el área profesional y personal que deportiva. Acabo de publicar mi primer libro, ‘Lo que aprendí del dolor’, y me gustaría que llegara a cuantos más lectores mejor. No me refiero a que se venda mucho, sino a que el mensaje llegue a mucha gente.

Y ¿qué ha aprendido del dolor?

Muchas cosas. Es un camino que te enseña que no existen límites. Cuando uno tiene un dolor, a lo primero que le lleva es a su limitación personal, pero a mí me ha enseñado que el límite lo pones tú. Cada uno tiene la capacidad de gestionar su propia adversidad y de cumplir sus sueños. Y desde ahí, establecer el límite donde crea que tiene que estar.

¿Se encuentra con muchos escépticos?

Si hay algo que me anima en este camino es la cantidad de mensajes de vuelta que recibo de personas que, aunque solo sea un poco, se han activado después de haber escuchado una conferencia mía o de leer mi libro. Juego con ventaja, porque desde mi historia voy al corazón de la gente, no tanto a su mente. Y en el interior de las personas no existe el escepticismo. Puedes engañar a los demás, pero no a ti mismo.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión