Las obras del metro de Roma sacan a la luz el acueducto más antiguo del mundo

Los arqueólogos han descubierto el acueducto en la plaza Celimontana.

La línea C del metro de Roma tenía que haberse inaugurado en el año 2.000, con motivo del Jubileo convocado por Juan Pablo II. 17 años, dos Papas y un Jubileo después, la fecha de apertura sigue aún hoy lejana. De las pocas cosas buenas que tiene la eternización de las obras es que contribuyen a que salgan a la luz algunos de los tesoros que la capital italiana tiene en su subsuelo: el último es el hallazgo del acueducto más antiguo del mundo, construido en el siglo III antes de Cristo. "Es un descubrimiento clamoroso y de enorme importancia", explicó Simona Morretta, responsable de las excavaciones arqueológicas en la colina del Celio, en el centro de Roma, con motivo de las obras del suburbano.

Ha sido gracias al metro que los arqueólogos han descubierto el acueducto en la plaza Celimontana. Los muros de hormigón construidos para realizar un pozo de aireación han permitido a los estudiosos bajar a 20 metros de profundidad. "Hemos podido estudiar por primera vez de forma conjunta todos los estratos de Roma, partiendo desde las casas actuales y llegando hasta una tumba de la Edad del Hierro, de finales del siglo X o principios del IX antes de Cristo", contó al 'Corriere della Sera' Morretta, que hoy ofrecerá una conferencia en la universidad La Sapienza de Roma para ofrecer los detalles del descubrimiento del acueducto. Éste apareció a 17,40 metros de profundidad, tiene alrededor de dos metros de altura y se extiende por los 32 metros de diámetro del agujero excavado, por lo que es muy probable que siga en dirección este a oeste.

Los constructores que levantaron el acueducto durante la época republicana de la Antigua Roma probablemente tardaron décadas en completar esta obra que ya en sus inicios estaba "profundísima". Según la descripción que hace de estas infraestructuras Sesto Giulio Frontino en 'De aquaeductu urbis Romae', los restos descubiertos por Morretta y su equipo corresponderían al Aqua Appia, el primer acueducto realizado en la Ciudad Eterna. Los arqueólogos han desmontado bloque a bloque unos diez metros lineales de la construcción y los han sacado a la superficie con la idea de que puedan ser expuestos en un espacio apropiado.

El acueducto entró en desuso durante el período imperial, cuando pasó a utilizarse como alcantarilla. De hecho, fueron hallados sedimentos correspondientes a los restos de los animales que se comían en la época, como pollos, jabalíes, cisnes e incluso faisanes.

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