Dice que su tercer y último poemario, 'Amor Revólver', publicado hace dos meses, muestra la digestión de la inocencia de su primer libro, 'Naufragio en la 338', y la etapa de cambios que agita los versos de su segunda obra, 'Kilómetros'. "En mi publicación más reciente muestro haber aprendido que el amor, en sentido amplio, es precioso, pero que es fundamental 'tener cabeza' a la hora de sentirlo y expresarlo porque, si no, te devora", dice.

Es la principal conclusión a la que Loreto Sesma, poetisa zaragozana y estudiante de Periodismo en la Universidad de Navarra, ha llegado con solo 20 años de edad. "Puedo parecer pequeña, pero yo soy de esas personas que piensan que el crecimiento no está ligado a los años, sino a las experiencias vividas en ellos", mantiene.

En su caso personal -dice-, la vida le ha "premiado" con situaciones "buenas y no tan buenas" que le han permitido descubrir y desarrollar una sensibilidad especial. "Siempre he sido una chica que pensaba más de lo que le correspondía a su edad y ha habido muchas veces en las que me he sentido un poco aparte; como el típico miembro de un grupo en el que no se siente del todo incluido", explica.

Para ella, la escritura siempre ha sido una "salvación" ante las "malas etapas" por las que ha pasado. "No escribo tanto porque me guste, que también, sino porque es lo único que me ayuda de verdad, y crear poesía es una forma fácil y barata de 'vomitar' mi tristeza", comenta.

Lo hace desde que cumplió los 9 años, momento en que decidió dar el primero de muchos pasos en el rítmico mundo de los versos. "Mi hermano estudiaba en San Sebastián Ingeniería Industrial e íbamos a verle en familia a menudo", esgrime. A sus padres les encantaba hospedarse en un hotel con vistas al monte Igueldo y fue allí, en el balcón de la habitación, donde sus ojos le ofrecieron una percepción novedosa de la realidad.

"Me quedé varios minutos mirando el paisaje, uno de los más increíbles que he visto en mi vida, y decidí describirlo en forma de canción", explica. Con el tiempo, sus composiciones infantiles dieron paso a versos elaborados y, poco a poco, los poemas se convirtieron en la tinta de su sello personal, de forma que todo aquel que de verdad le conoció durante la adolescencia le animaba a difundir su pequeño gran universo emocional a través de Internet.

"Todavía estaba en Bachillerato y el que ha sido siempre mi mejor amigo empezó a insistirme en que subiera videos recitando mis poemas a Youtube", recuerda. Y a pesar de la timidez advertida por sus ojos entrecerrados y sus labios pretos, se lanzó a ese 'otro lado' en 2011.

"De un día para otro, la gente empezó a escribirme en mis redes sociales personales y a enviarme mensajes a mi correo, y las visitas al video se multiplicaban por semanas", comenta.

El éxito fue tal que, dos años más tarde, la editorial Lapsus se puso en contacto con ella para publicar un primer libro. "No me lo creía, pensaba que era una broma; me dijeron que comenzaríamos con una tirada de 5.000 ejemplares que ya están agotados", cuenta.

Esta fue, según la poetisa, una experiencia agridulce. "El jefe de la editorial se quedó con los beneficios de todos aquellos a los que publicaba, como Elvira Sastre o Borja Sémper, entre muchos otros; no he recibido ni un euro por las ventas de ese libro", dice.

Pero la ilusión de publicar por primera vez superaba con creces el percance y la zaragozana, que entonces no alcanzaba la mayoría de edad, continuó su actividad literaria como si nada hubiese pasado hasta que, un año después, recibió la mejor recompensa que hubiese podido imaginar: un correo electrónico de Espasa. "La editorial quería sacar 5.000 copias de mi segundo poemario, que salió al mercado el 1 de septiembre de 2015", detalla.

'Kilómetros' fue, sin duda, la publicación que lanzó a la fama a Sesma. "Me llamaron del grupo Planeta para decirme que todas las copias habían sido vendidas el primer día y, actualmente, vamos por la sexta edición del libro", anota entre orgullosa e incrédula. Su obra, además, no se encuentra limitada por las fronteras nacionales.

"Este segundo poemario también se puede localizar en las librerías de México y Argentina, donde el número de ventas no dista mucho de las registradas en España", dice.

Todavía es pronto para hablar de un balance definitivo sobre la aceptación de su última recopilación de versos, pero asegura que el ingrediente principal de todas ellas es y siempre será la honestidad. "Hay muchísimas cosas que veo de mí en mis poemas que acaban por no gustarme, y lo reconozco; forma parte del proceso de maduración y de aprendizaje", afirma.

"El futuro dirá", asevera antes de ser preguntada por sus próximas actuaciones. "Tengo bastantes proyectos en mente, ninguno es seguro, pero la mayoría se corresponden con conferencias y charlas, más que con nuevos libros". Sí es predecible, en cambio, que en los próximos tiempos tendremos noticias de una joven cuyas palabras emanan inquietud y curiosidad a partes iguales.

"Como me dijo un día Benjamín Prado, es mejor no perder el tiempo recogiendo medallas, ya que la idea es seguir el camino hasta llegar a un sitio mejor. Yo no me quedaré quieta hasta entonces", sonríe.