Juan Perro presenta 'El viaje' en Zaragoza

El músico zaragozano ha presentado su nuevo trabajo en el Teatro de Las Esquinas.

El aragonés Santiago Auserón, 'Juan Perro', con su guitarra en un concierto.
El aragonés Santiago Auserón, 'Juan Perro', con su guitarra en un concierto.
Rubén Gámez/Efe

Santiago Auserón, el que fuera líder de Radio Futura y luego asumiera el papel de trovador contemporáneo bajo el nombre de Juan Perro, ja ofrecido un concierto en Zaragoza. La cita le ha servido para presentar ‘El viaje’, su séptimo álbum, grabado únicamente con el acompañamiento de su guitarra acústica.


El nombre del disco casa perfectamente con la idiosincrasia de Juan Perro. Una búsqueda incesante... con varias líneas diferenciadas.

Hay dos tipos de temas en ‘El viaje’; algunos salieron hace varios años, durante la composición de los últimos discos, pero otros son anteriores. ‘Ámbar’, por ejemplo, comenzó a tomar forma en 1997, pero el estribillo se quedó sin resolver y la guardé en el cajón hasta hace dos años, cuando lo vi claro. Otras canciones son esbozos que han ido desarrollándose en mitad de sesiones de trabajo, con ideas nuevas.


La sobriedad de la instrumentación es un arma de doble filo.

Sí, porque se notan más las cosas. De ‘Río negro’ en adelante colaboré de forma más habitual con Joan Vinyals; hicimos más actuaciones a dúo por las consecuencias de la crisis, que impedían poner a viajar a una orquesta, y esa contingencia también me llevó a cambiar el modo de componer. Las guitarras fueron saliendo más jazzeadas, y di prioridad a las músicas sobre las letras, cuando normalmente trabajaba primero las palabras y luego las melodías. Además, en una época... 2008 aproximadamente, estaba investigando a Duke Ellington y trabajando con El Taller Des Músics. Todo eso tiene que ver en la forma final de las canciones.


¿Cuántas grabó? ¿Hubo criba?

Preparé y completé 18 como demos. Cuando vi que iba a tardar en producir con banda, porque la pasta para eso proviene de los directos y no había suficientes, contemplé las demos caseras con otros ojos. Me decidí a trabajarlas más en guitarra y voz, rodar el repertorio y ver qué pasaba. Así vino ocurriendo en 2014 y 2015. Al final son 15 canciones, las otras tres no tienen el nivel de homogeneidad exigible.


¿Ha limpiado entonces los cajones de material?

Si hablamos de canciones terminadas, sí. Ahora tengo muchas letras completas y esbozos de métrica libre, hay unas seis carpetas llenas. Por otro lado, tengo una veintena de bocetos de ideas musicales sin letra. Aún no hay conexiones entre letras y músicas... a ver si se asocian unas cuantas.


Acaba de volver de su querida América, y ha actuado por primera vez en el cono sur. ¿Cómo ha ido?

Ha sido una gran experiencia, que confirma algo que ya me imaginaba tras muchos viajes a México y áreas latinas de Estados Unidos: allí hay efervescencia cultural, mientras que en España veo cansancio, incluso una cierta regresión en cuanto a la aceptación de la experimentación cultural. En la música es algo notorio, también un poco en la literatura: los creadores españoles siguen inventando y generando trabajos interesantes, pero las posibilidades de producir y acceder a medios son más escasas. La inmediatez manda. Es un problema de educación: allá la gente lidia con problemas sociales más graves que los nuestros, violencia incluida, pero los jóvenes tienen un horizonte esperanzado en cuanto a la producción cultural. Tengo claro que debo trabajar para estos países, que conocen hasta temas de discos que no he sacado, pasa en DF, pasó en Buenos Aires. Y sí, toco algo de Radio Futura: ‘A cara o cruz’ es muy conocida por allá, dado que fue la música de la campaña ‘Rock en tu idioma’ hace muchos años.


Toca volver a casa, a su Zaragoza, que presume de usted. ¿Se siente atenazado por los nervios?

Como siempre, siento una responsabilidad extra porque sé que se va a mirar con lupa lo que haga. En Zaragoza se ama la música, hay un público formado... y encima voy solo, algo que no he hecho mucho. Sin embargo, cuento con el aire y la luz, con la energía que me trasmiten mis paisanos. Es la forma de sostener apropiadamente un riesgo artístico como el que emprendo, que exige una exposición limpia y una conexión especial. Música cubana, fronteriza, de New Orleans, íbera... un compendio de todos mis viajes.

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