Una hornada de jóvenes librerías con capacidad de “inventarse”

En los últimos años han nacido hasta seis nuevos establecimientos dedicados a la venta de libros en la ciudad, que comparten la especialización y el carácter independiente.

Interior de la librería Los Portadores de Sueños, en Zaragoza
Interior de la librería Los Portadores de Sueños, en Zaragoza
P. S.

“No podemos ser un mero almacén de libros. No se trata solo de vender ejemplares, sino de crear una experiencia en torno a ellos”, afirma Tania Huguet, una de las promotoras de la Librería Centro. Esta librera zaragozana trata de analizar durante un breve impás en su actividad de la tarde por qué caminos podría discurrir el futuro del sector en los próximos años. Habla de conceptos como la especialización, la cercanía, el activismo. “El lector quiere que se le escuche, se le atienda y se le aconseje bien, y eso pasa por la especialización. Al tener que competir con gigantes, la imaginación y la capacidad de innovación, además del realizar actividades complementarias, son hoy fundamentales”, opina.


Su proyecto acaba de cumplir dos años en la ciudad y tiene unas condiciones muy particulares. Es una librería centrada en un área, la de la inteligencia emocional, y sus libros abordan diferentes planos de la vida del ser humano como el desarrollo personal y laboral, la familia, la educación, la vida sana, la alimentación, las relaciones…, siempre enfocados hacia un objetivo: el crecimiento interior.


“Hasta donde nosotros sabemos, esta es la primera librería en España focalizada en este ámbito”, afirma Huguet. Su apuesta respondió a un propósito personal por dedicarse a la que es su pasión y el resultado lo califican de positivo: el 95% de quienes entran en el establecimiento, compran. “Con solo dos años de vida ya tenemos una clientela fija que va creciendo y ahora se nos conoce más. Hemos conseguido crear un entorno seguro emocionalmente en el que las personas nos cuentan sus inquietudes y sus problemas y nosotros tratamos de recomendarles lecturas”, resume.


La suya forma parte de la hornada de jóvenes librerías de nuevo que han ido abriendo sus puertas en la capital aragonesa en los últimos tiempos. “Desde hace aproximadamente doce años, podemos hablar de unos seis nuevos espacios en la ciudad y, en una época en la que cierran librerías, esta cifra da una gran alegría”, valora Eva Cosculluela, presidenta de la Asociación de Librerías de Zaragoza, que actualmente agrupa a 33 establecimientos.


Entre las que recientemente se han incorporado al sector, Eva enumera, además de la Librería Centro (2014), otras como Los Portadores de Sueños (2004) –de la que es responsable junto a Félix González y cuyo fuerte es la narrativa-, La Pantera Rossa (2010) –centro social librería que presta especial atención al libro de ensayo crítico- El Armadillo Ilustrado (2011) –librería gráfica centrada en la ilustración-, El Pelo de la rana (2014) –infantil y educativa- o Laie de Caixa Forum (2014) - arte contemporáneo-.


“Son librerías con una esencia y un modelo parecido: de carácter independiente, normalmente más pequeñas que las generalistas y que poseen un fondo de calidad que los libreros trabajan y conocen muy bien”, describe Cosculluela. Cada una ha tratado de marcar su filosofía y su forma de trabajar en base a líneas muy definidas: “Al estar en una ciudad en la que existen muchas librerías y muy asentadas, además de grandes superficies dedicadas al libro, la única forma de diferenciarte y sobrevivir es teniendo una selección propia y muy cuidada y especializándote en el tipo de libro que quieres y te gusta”, ahonda.


Para la presidenta del gremio en Zaragoza, todos ellos encontraron una carencia en el mercado sobre la que decidieron construir su actividad tomando como punto de partida un nicho de público concreto. Si bien, parte de las librerías que ya funcionaban hace más de 20 y 30 años, como Cálamo o Antígona, “ya detectaron mucho antes esa especialización ahora necesaria”, señala Cosculluela.


En el caso de El Armadillo Ilustrado, sus fundadores observaron hace aproximadamente cinco años que en la ciudad no existía un lugar dedicado particularmente al libro ilustrado y decidieron hacer de la venta de este su oficio. “Con el paso del tiempo hemos ido ampliando el fondo de libro y cómic a narrativa, obras para bebés, de arte…. Esta diversificación era igualmente una manera de competir con el libro digital y ha funcionado”, señala la responsable Beatriz Barbero.


Su público lo conforman habitualmente estudiantes y profesionales de la ilustración y de campos artísticos similares, además del cliente de barrio que también busca el ejemplar infantil. Para Barbero, Zaragoza reúne “un núcleo duro de librerías con mucha trayectoria e historia que han hecho y hacen un trabajo fundamental en el universo del libro, pero en la última década el espectro se ha ido ampliando y se ha dejado notar un nuevo movimiento”.2016, un año duro

Desde la Asociación de Librerías de Zaragoza califican el 2016 como un ejercicio duro, tanto para los establecimientos con una dilatada trayectoria como para los recién iniciados. “Comenzamos el año con buenas ventas, repuntábamos y por fin parecía que íbamos a aumentar la facturación. Sin embargo, se ha producido un frenazo desde mayo que ha durado hasta el comienzo de la campaña de Navidad”, detallan, al tiempo que agregan que, por otro lado, es una “muy buena señal” que no se hayan registrado prácticamente cierres en la ciudad a raíz de la crisis. La fórmula para subsistir resulta de la suma del “esfuerzo económico y personal, y la capacidad de inventarse una propuesta propia”.


Y entre esas propuestas, las actividades que rodean a los libros son una opción por la que muchos libreros optan con el fin de hacer de sus establecimientos algo más que lugares en los que se compran y venden ejemplares y convertirse en espacios vivos e implicados culturalmente que contribuyan a “hacer barrio y ciudad”.


Algunas de las experiencias que ofrecen van desde las tradicionales presentaciones de obras con autores, a debates y mesas redondas, exposiciones de arte, talleres de manualidades y relajación o encuentros en torno a nuevos proyectos socioculturales. Actualmente, “se realizan una mayor cantidad de actividades porque también existen más librerías pero, además, también las damos a conocer mejor, por ejemplo, a través de las redes sociales”, subraya Eva Cosculluela.

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