“Vivir la moda es estar atento al mundo” dijo la periodista de HERALDO Ana Usieto en la presentación de la muestra 'Moda XX ZGZ. Mirada a un siglo de moda urbana en Zaragoza', que se ha presentado en el Centro de Historias. Ana Usieto es comisaria de la exposición junto a la museógrafa Beatriz Lucea, quien explicó el recorrido de la muestra y observó algo curioso: también en moda fue Zaragoza pionera. “Estaba a la vanguardia de la moda en España. La gente viajaba a París para ver paños, modelos, patrones”, dijo Lucea.

El concejal de Economía y Cultura, Fernando Rivarés, estaba exultante. Advirtió que iba a decir algunas obviedades y puso el dardo o el énfasis en ellas: “La moda es una industria, un modo cultural y un recurso sociológico y histórico”. Y recordó que había imágenes impagables de escaparates, comercios o de ropa, pero también de la relación de la moda, la publicidad y la política. Y aludía en concreto a una página completa de HERALDO de 1977, donde se decía: “No al divorcio, pero sí al nuevo Borivel”.

Ana Usieto explicó que a ella le encanta la moda, no solo la de pasarela, sino que la llevamos a diario. Subrayó que es una muestra vintage y un paseo por la memoria, con sentido del humor, que invita a reír. Ha dicho que con Beatriz Lucea llevan trabajando dos años. Recordó que la muestra tenía un débito con la oralidad y la búsqueda de materiales en locales o coleccionistas: las charlas con la gente son como hilos que te conducen a otros seres, comercios, vestidos y pequeñas historias. Observó: “La exposición se centra en el pequeño comercio”, y recordó algunas cosas curiosas: Raphael y Camilo Sesto compraban su ropa en Reblet Boutique, en la calle Cádiz; la multitud se agrupaba ante los escaparates de Dernos, y en 1965 el joven José Luis Cano, de 17 años, hizo una serie de cuadros de homenaje a grandes pintores; en la sala puede ver una tabla de gran formato de Velázquez. O una joven Ágatha Ruiz de la Prada vendió una primera colección en Zaragoza.

La muestra, explicó Beatriz Lucea, está dividida en cuatro salas. La primera, cronológica, cuenta cómo al principio la gente adquiría telas y paños y se hacía su ropa en su casa, o contrataba costureras o modistos; luego aparecieron las boutiques, de trato muy cercano con el cliente, y finalmente llegaron las grandes superficies, representadas por Sepu, Galerías Preciados y Gay. Un mosaico enorme tiene como tres lienzos en el centro: las bolsas de plástico cada espacio.

La segunda sala, temática, se centra en la publicidad, los escaparates (y ahí destacan los trabajos de José Miguel Martínez Palacios), los complementos y las nuevas tendencias. La tercera sala es como un bosque de ropas donde se pueden ver piezas fechadas entre 1910 y el 2000: obras anónimas, artesanales, y otras de autor: Antonio Marcén, Sybilla, Ricardo Miñana, etc. Como elemento curioso, decía Beatriz Lucea, hay un vestido que un aragonesa se hizo copiando uno que llevaba Jacqueline Kennedy.

La cuarta sala es un bucle de distintos desfiles de moda, arropados por una selección musical de Matías Uribe, crítico de HERALDO. La muestra, producida por Zaragoza Cultural, permanecerá abierta hasta el 6 de noviembre. Joaquín Merchán, director del Centro de Historias, está muy orgulloso del proyecto y ya trabaja en una nueva muestra la cripta sobre la revista musical española.