Valor es lo que se pide a un torero, y a López Simón le sobró arrojo. Primero, se levantó de la arena tras un revolcón que dejó en vilo a la plaza durante los menos de cinco minutos que tardó en recomponerse, quitarse la chaqueta y acabar la faena en el tercer toro de la tarde. Después, volvió al ruedo a por el sexto en contra de la recomendación médica. Vestido de grana y oro estuvo muy pinturero y se ganó el "torero, torero" y los primeros olés de la tarde, aciaga hasta entonces. El público, que llenó las gradas de sol y sombra aunque sin apreturas, lo agradeció. "Tú sí que vales", le gritaban. Al final, cortó tres orejas y salió por la puerta grande.

Antes se había escuchado el típico sonsonete: "Illa, illa, illa, Padilla maravilla", que fue más una demostración de la querencia de la afición oscense al Ciclón de Jerez que un aplauso a su maestría. Después conectó más con el tendido de sol, pero a su estilo, y le brindó el cuarto toro al cirujano del hospital San Jorge Fernando Sarvisé, al que siempre le agradece que le salvara la vida en la grave cogida que sufrió en 1999 en esta misma plaza. Por su parte, López Simón le dedicó el tercero a Javier Tebas, oscense también y presidente de la Liga de Fútbol Profesional. Manzanares se fotografió con un usuario de Aspace, pero no llegó a enganchar con el público y se fue de vacío. Hoy, la plaza espera a Talavante.