Un 'Mamma mia' nacido para la solidaridad

Chiquitita’, ‘Money Money’, ‘Va todo al ganador’ y el resto de canciones del musical ‘Mamma mia’, inspirado en la película que Meryl Streep protagonizó junto a Amanda Seyfried, Pierce Brosnan y Colin Firth en 2008, sonarán mañana (19.00) en el teatro del colegio mayor Virgen del Carmen de Zaragoza. Los intérpretes que se suban al escenario no serán Nina ni Daniel Diges (algunos de los profesionales que han girado por España con la adaptación teatral de esta cinta) sino un grupo de aficionados a la música y la actuación de la asociación Belcanto.

Olena Panasyuk es la directora de este proyecto, que se estrenó el pasado día 5 con una función a beneficio de la organización Estrella de la Mañana. Además, el próximo otoño, el grupo hará un pase dentro de la programación del festival solidario Ilumináfrica, que celebrará su cuarta edición. La recaudación de este domingo, cuya entrada no tiene un precio fijo (se pide a los asistentes una aportación voluntaria), irá destinada a sufragar los gastos del montaje.

"Hacer un musical es complicado. En este participan 25 personas de entre 17 y 65 años y hay de todo: solistas, bailarines, actores y un coro que canta las canciones a cuatro voces distintas. Todo esto lo hemos preparado en un año, y eso, para un grupo amateur y para una obra con 15 canciones, es un tiempo récord", cuenta Panasyuk. Ella, profesora de canto de profesión, dirigió en 2015 a algunos de sus alumnos en una versión de ‘Los miserables’. Este año ha vuelto a contar con muchos de ellos y ha optado por llevar a escena esta historia con banda sonora del grupo sueco Abba -ganador de Eurovisión en 1974 con ‘Waterloo’ y responsable en buena parte del éxito de la estética disco en los 70-.

Una de ellas es Begoña Tajada, que interpretó el papel de Fantine en ‘Los miserables’ y que en esta ocasión repite con otro rol protagonista: se pone en la piel de Donna Sheridan, la madre de la novia en esta boda griega. "Lo más difícil es, sin duda, actuar y cantar al mismo tiempo. Te tienes que meter en el papel, estar muy pendiente de la técnica vocal y de los gestos, controlar si exageras mucho o te quedas corta... Con tantas cosas, pierdes la concentración en la música. Y teniendo como referente a Meryl Streep, todavía más", dice esta zaragozana.

La puesta en escena y los movimientos sobre las tablas los dirige Paco Formento, profesor de la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza. "A los actores aficionados les cuesta entender que hablar y cantar, para sus personajes, es exactamente lo mismo. Como amateurs, su punto fuerte es que se divierten de otra manera y dedican a esto todo el tiempo que sea necesario. No tienen una meta profesional, solo quieren pasarlo bien y hacer disfrutar a quienes vayan a verlos", cuenta. "Lo más difícil de controlar -añade este director-es el coro: es una masa de gente que entra y sale del escenario constantemente. Pero también es lo que queda más bonito, y se lo digo en cada ensayo".

El último número concentra todo el espítiru discotequero de esta obra. "Es el más cañero -concluye Formento-. Con él, el público se pone en pie y el teatro se convierte en una fiesta".