Cannes acelera sus preparativos con la mirada puesta en la seguridad

Este miércoles desfilarán por la alfombra roja celebridades del mundo del cine como Woody Allen, Kirsten Stewart o Blake Lively.

Si Lucrecia Rojas e Ignacio Cerutti esperaban hallar algo de glamour y estrellas del cine en Cannes, esta ciudad mediterránea los recibió este martes con taladros, grúas y martillazos, todo para poner a punto el comienzo mañana del festival de cine más prestigioso.


Esa pareja argentina, de Córdoba, recorre el sur de Europa en su luna de miel, 20 días de los que dedicarán solo uno a observar curiosos cómo Cannes se blinda para un evento que afecta a toda la ciudad, pero del que solo pueden disfrutar unos pocos.


"Vemos que está lleno de vallas, parece que todo se haga hacia adentro", comenta Rojas, que pese a todo confiesa su enorme interés por conocer un festival del que todo el mundo ha oído hablar, pero del que, al menos en América, no se sabe tanto.


Los recién casados apuran una bolsa con comida rápida, antes de partir esta noche rumbo a Barcelona, junto a la alfombra roja por lo que mañana mismo desfilarán nombres como el de Woody Allen, Kirsten Stewart o Blake Lively, que presentan la película de inauguración, "Café Society".


Este año, en Cannes se habla sobre todo de seguridad. La amenaza terrorista, cristalizada en los atentados del pasado noviembre de París (130 muertos), ha puesto en estado de máxima alerta a las autoridades francesas, cuyo ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, supervisó ayer en persona los preparativos.


El diario local "Nice Matin" titulaba este martes en portada con un contundente "Alta seguridad" a toda página.


Un equipo de artificieros supervisará cada día el Palacio de Festivales para detectar explosivos, y cientos de policías participarán a diario en un dispositivo que Cazeneuve califica de "excepcional" ante "un riesgo más elevado que nunca".


Sin embargo, todos esos presagios -tan negros como los nubarrones que se ciernen sobre Cannes- no se reflejan por ahora en las calles.


El paseo de la Crosiette, por donde este martes se paseaba rodeado por escoltas el presidente del Paris Saint-Germain, Naser al Khelaifi- nunca ha sido el lugar más amable para caminar durante el certamen, pero las medidas de seguridad amenazan con hacer la vida aún más complicada a los viandantes.


Pese a todo, la presencia policial no es aún ni mucho menos evidente. Alain Brouchier, un vecino de Cannes, se muestra convencido de que "hay más Policía, pero escondida". A su lado, su mujer, Larissa Brouchier, asiente para corroborar: "Es una seguridad discreta...".


Recuerdan que hace menos de cinco años su ciudad acogió sin problemas la reunión de los presidentes de los mayores países del mundo, el G-20, y que este año, "aunque siempre hay un riesgo", se sienten igual de seguros.


Cualquier precaución parece poca: son las cuatro de la tarde cuando una alarma comienza a sonar en el Palacio de Festivales, núcleo del certamen, mientras una voz pide que se evacúe el edificio "rápidamente".


Aunque no parece haber motivos para el pánico y la evacuación se hace de forma relativamente parsimoniosa, algunos periodistas asiáticos prefieren no dejar lugar a la duda sobre si se trata de un simulacro o una alarma real y abandonan el complejo precipitadamente.


El desalojo, dicen los altavoces, obedece a "problemas técnicos", pero el espectro de la amenaza está ahí, de una manera u otra.


De camino hacia la recién instalada alfombra roja -donde a partir de este miércoles podrá seguir en directo a las estrellas del cine como acostumbra a hacer-, el jubilado Claude Blandet, de 77 años, se resigna: "Parece que habrá mucha Policía. Es feo, pero hay que vivir con ello y más vale no pensarlo demasiado".


Junto a Blandet pasean pequeños grupos de jóvenes luciendo palmito a última hora de la tarde, como sucede en cualquier otro paseo marítimo del mundo.


Pero aquí los espectadores ya no son solo los muchachos del pueblo: puede que entre ellos ahora haya cazatalentos, directores de cine en busca de nuevos rostros o incluso algún caradura que intenta hacerse pasar por quien no es con fines más que dudosos.


Porque en Cannes tampoco faltan estos días quienes tratan de aprovecharse de la acumulación de lujo y dinero para dar el golpe, como los atracadores que el año pasado se llevaron un botín de 17,5 millones de euros en la joyería Cartier poco antes del comienzo del festival.


También puede que este año, con la seguridad reforzada en toda la ciudad, los cacos lo tengan algo más complicado.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión