Virtuosismo realista en la galería Kafell

La sala de arte congrega los trabajos de jóvenes valores del realismo e hiperrealismo del panorama nacional.

Imagen de Fernando Pérez que puede verse en la galería Kafell.
Imagen de Fernando Pérez que puede verse en la galería Kafell.

“Mi deuda con el pasado es infinita, y la lista de autores e influencias es tan diversa como antitética”. Lo tradicional y lo moderno, lo antiguo y lo nuevo y la baja y la alta cultura se contraponen en los llamativos cuadros del artista madrileño Roberto Carrillo, uno de los congregados desde este miércoles en la Galería Kafell de Zaragoza ( C/ Lasala Valdés), gracias la colaboración del espacio con la galería 'online' Artelibre, un buen escaparate de las mejores manos de estas tendencias en la actualidad.


Del magisterio de Ingres o Velázquez, a la palabra luminosa de André Breton y el surrealismo, pasando por artistas como Modigliani o Giacometti se dan la mano en las piezas de Carrillo con personajes de consumo masivo de cómics y películas en narrativas fantásticas, como la una Betty Boop dudando entre el amor de Lou Reed o Batman, o el monstruoso Hellboy apuntando con una pistola a la figura de una fallera valenciana (‘Una fallera prevé su muerte’), en cuadros coloristas de una técnica muy depurada.


Además de Carrillo, la muestra de Kafell ofrece las piezas de los valencianos Olga Esther y Fernando Pérez, y del gallego Marcos Rey.


“Junto con Artelibre queríamos hacer algo potente, el nexo común de estos artistas es el realismo y el virtuosismo, es un arte muy elaborado donde se ve su dominio de la técnica”, dice Miguel Esteban, propietario de Kafell.


Fernando Pérez, con claras influencias de su abuelo materno y maestro pintor realista Beltrán Segura y de pintores del ámbito del realismo español contemporáneo, apuesta por una pintura extremadamente realista que muestra gran interés por la psicología y las emociones. Además de retratos, en Zaragoza expone algunas de sus primeras vistas urbanas.


Rostros y cuerpos minuciosos y detallados son también los de Marcos Rey, que muestra su dominio del lápiz que bebe de fuentes históricas y contemporáneas.


Una apuesta más particular es la de Olga Esther, y su serie de reinas y princesas desencantadas, en las que a través del drama y de la ironía y de iconos rescatados de los cuentos crea cuadros muy narrativos en los que abunda en cuestiones de género y rompe estereotipos.


“Son princesas que hacen algo más que esperar al príncipe azul, por eso aparecen activas,y se ven sapos que se suicidan”, explica riendo la artista. “Lo que me mueve es la parte femenina, pero quizá la parte más desvalida, por lo que en mis cuadros pinto muchas niñas y ancianas”.

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