FIN A 52 AÑOS DE TERROR (1959-2011)

Un verano oscense teñido de negro

Irene Fernández y José Ángel de Jesús, agentes de la Guardia Civil, fallecieron cuando una bomba-lapa adosada a los bajos de su vehículo de patrulla explotó.

Atentado de Sallent de Gállego, en el que murieron dos guardiaciviles, el 20 de agosto de 2000
Atentado de Sallent de Gállego, en el que murieron dos guardiaciviles, el 20 de agosto de 2000
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El 11 de octubre de 1999 se cumplían 12 años sin atentados mortales en Aragón. El decimotercer aniversario se truncó el 20 de agosto de 2000 en la localidad oscense de Sallent de Gállego. Una bomba-lapa colocada por un comando etarra en los bajos de un Patrol de la Guardia Civil se cobraba la vida de dos jóvenes agentes: Irene Fernández Pereda y José Ángel de Jesús Encinas.


Los agentes de la Guardia Civil Irene Fernández Pereda, de 32 años de edad, y José Ángel de Jesús Encinas, de 22, se disponían a empezar su jornada de trabajo en la localidad oscense de Sallent de Gállego cuando se encontraron de golpe con la intolerancia y el terror de ETA.


Los terroristas habían colocado una bomba-lapa con más de 10 kilogramos de dinamita en los bajos de un todoterreno Nissan Patrol que permanecía aparcado en la céntrica plaza del Valle de Tena de Sallent. La agente Fernández Pereda falleció en el acto, José Ángel de Encinas permaneció con vida hasta las 8.40 cuando, gravemente herido, falleció en el hospital San Jorge de Huesca.


La muerte de estos jóvenes guardia civiles acababa con algo más de 12 años sin asesinatos etarras en Aragón. Semanas antes las fuerzas de seguridad habían dado al traste con los planes de la banda, pues se había conseguido detener a dos miembros de la banda en Zaragoza y en Benabarre un coche cargado con 100 kilogramos de explosivos había sido interceptado.


No era la primera vez que ETA estremecía la vida de los vecinos de Sallent de Gállego: en 1997 una bomba explotó al lado del mismo cuartel de la Guardia Civil sin causar heridos y apenas un mes antes del atentado se recibió una amenaza de bomba que no llegó a materializarse.


“¿Sobre qué valores quieren construir una sociedad? ¿Qué tipo de sociedad quieren crear con estos procedimientos? No solo es el terror que infunden a las víctimas y a familiares, sino también a sus convecinos”, decía el alcalde de Sallent, José Luis Sánchez, en la edición del 21 de agosto de HERALDO DE ARAGÓN.


Varios miles de personas mostraron su repulsa el mismo día del atentado en el mismo lugar en el que se perpetró, la plaza del Valle de Tena. El Ayuntamiento oscense nombró a ambos agentes Hijos Predilectos de la localidad. La acción terrorista estremeció no solo a Sallent, sino a todas las localidades de los alrededores, en las que hubo masivos actos de repulsa. Por la capilla ardiente, situada en la sala del trono de la Subdelegación del Gobierno en Huesca, pasaron cientos de personas a los pocos minutos de abrirse las puertas.