ATENTADO EN GUIPÚZCOA

ETA asesina a tiros a uno de los empresarios que llevan el AVE al País Vasco

Ignacio Uría Mendizábal, vecino de Azpeitia casado y con cinco hijos, recibió al menos dos disparos de un joven que se le acercó de frente y le tiroteó a bocajarro. >> Los terroristas le atacaron en las cercanías de un restaurante al que solía acudir varias veces al día. No llevaba escolta.

El empresario Ignacio Uría Mendizábal, que iba a cumplir 71 años el próximo 4 de enero, casado y con cinco hijos, falleció a primera hora de la tarde de este miércoles en Azpeitia (Guipúzcoa) tras recibir al menos dos disparos, uno de ellos en la cabeza, cuando se disponía a entrar en el restaurante en el que cada día jugaba a las cartas con sus amigos. Es la cuarta víctima mortal de ETA ennos dos impactos, uno en la cabeza y otro en el pecho, mortales de necesidad. Quedó tirado en el suelo.


Fueron los empleados del bar los que avisaron a los servicios de emergencia. La dotación de la ambulancia del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) que en apenas unos minutos llegó al lugar intentó resucitar al empresario, pero sus esfuerzos resultaron vanos y los facultativos desistieron a las 13:50 horas. Una vez el juez de guardia autorizó el levantamiento del cadáver, el cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de San Sebastián, donde le fue practicada la preceptiva autopsia, cuyas conclusiones desvelarán el número exacto de impactos que recibió Uría Mendizábal.


Los facultativos también atendieron a algunos de los empleados del restaurante, víctimas de leves ataques de nervios. La propietaria del establecimiento, también muy alterada, repetía como una letanía lo ocurrido: "Dos jóvenes han salido de un coche y cuando él salía del coche le han dado dos tiros en la frente, dos tiros en la frente". Los nervios de los testigos provocaron iniciales errores en la identificación de la víctima y en el número de pistoleros.

Sin huellas


Los asesinos llegaron a Azpeitia apenas minutos antes de perpetrar el crimen, lo que indica a las fuerzas de Seguridad que tenían muy claro cómo actuar y que conocían bien los movimientos de su víctima. Emplearon en el atentado un Alfa Romeo robado poco antes, a punta de pistola, en el Alto de Itziar, en la cercana comarca de Deba, donde abandonaron al conductor maniatado y con los ojos vendados.


Éste logró zafarse de sus ataduras y avisar a su madre, dueña del coche, que a su vez informó de lo ocurrido a la 'Ertzaintza'.


El conductor, que no sufrió lesiones, explicó después a los agentes que fue asaltado por dos jóvenes que se identificaron como miembros de ETA.


Desde el alto de Itziar, el desplazamiento hasta Azpeitia apenas requiere treinta minutos. Una vez en las inmediaciones del lugar donde perpetraron el crimen, uno de los etarras se acercó a pie hasta su víctima, mientras el segundo quedaba al volante del coche con el que emprendieron la fuga. Algunos testigos apenas pudieron indicar que el vehículo abandonó la localidad en dirección a Zumárraga.


La 'Ertzaintza' localizó el Alfa Romeo, calcinado para borrar huellas, en el Alto de Itziar, a donde se sospecha que los etarras volvieron para desprenderse del vehículo empleado en el atentado y recoger un segundo coche con el que emprendieron la huida definitiva. Para entonces, todos los cuerpos policiales habían establecido controles de carretera para intentar impedir la fuga de los terroristas, sin éxito.

Amenazas


Marcos Gorostiaga, uno de los amigos que esperaba a la víctima en el momento del atentado, explicó después, muy alterado, que "nunca había exteriorizado su temor, aunque lo habrá llevado dentro", y confirmó que no variaba de recorridos y no disponía de servicio de escolta, pese que su empresa sufrió un sabotaje en marzo de 2007, cuando desconocidos pincharon las ruedas de varios camiones e hicieron en ellos pintadas contra el tren de alta velocidad.


La constructora Altuna y Uria trabaja en las obras del trazado ferroviario de la Y vasca entre Arrazua y Legutiano, tramo alavés en el que su responsabilidad son las labores de removimiento de tierras previas a la instauración de la infraestructura ferroviaria. Desde que comenzaron las obras hace dos años, las compañías que participan en las obras han recibido constantes amenazas de ETA, y la sociedad de Uría Mendizábal fue señalada de manera expresa por Segi, la ilegalizada organización juvenil de la izquierda aberzale. El pasado 18 de agosto, la banda terrorista amenazó en un comunicado a las contratistas de la línea ferroviaria vasca.


Nada más producirse el atentado, y alertados por el personal y los clientes del restaurante, los primeros en llegar al lugar fueron dos hijos de la víctima. También se acercó el alcalde de Azpetia,Iñaki Errazkin, de la ilegalizada Acción Nacionalista Vasca, que gobierna gracias a Eusko Alkartasuna y Aralar, cuyos votos permitieron desalojar de la alcaldía al partido más votado en el municipio, el PNV. Errazkin rehusó hacer declaraciones.

"Buena gente"


Uría Mendizábal es el cuadragésimo primer empresario vasco asesinado por ETA, en una lista que, hasta hoy, cerraba el presidente de la patronal guipuzcoana José María Korta, asesinado en el año 2000. Ambos conocidos por su vinculación al PNV. Al lugar del atentado se dirigió también el lendakari Juan José Ibarretxe, acompañado por el diputado general de Guipúzcoa, Markel Olano, así como otras autoridades locales y regionales.


ETA no recurría al método del 'tiro en la nuca' desde el pasado 7 de marzo, dos días antes de las elecciones generales. Aquel día, un pistolero asesinó al ex concejal socialista de Arrasate-Mondragón (Guipúzcoa) Isaías Carrasco con un 'modus operandi' muy similar al utilizado hoy: sobre las 13:30 horas, cuando acababa de subirse a su coche para ir a trabajar, se le acercó por detrás y le descerrajó dos tiros en la cabeza. La viuda y una de las hijas del edil socialista viajaron hoy a Azpeitia para mostrar su solidaridad a la familia de Uría Mendizábal.


Y al lugar del atentado se acercaron empleados de Altuna y Uria, incrédulos ante lo ocurrido. "Era buena gente, nadie de la compañía hasta la fecha puede decir nada malo de Ignacio ni de la empresa, nos pagaban muy bien y nos trataban muy bien", protestó uno de los trabajadores erigido, de manera espontánea, en portavoz de sus compañeros.