CONSUMO

El cambio de hora ahorra "calderilla"

Como cada primavera, en el último domingo de marzo hay que adelantar una hora el reloj. Un ritual previsto para las dos de la próxima madrugada, cuando habrá que mover 60 minutos las manecillas para situarlas a las tres. Una modificación horaria que se realiza con la finalidad de favorecer el ahorro de energía, aunque los entendidos en la materia cuestionan que pase de lo anecdótico. Así, los expertos calculan que el cambio de hora permite ahorrar en torno a un 0,5% de energía y menos de un 1% desde el punto de vista económico. “Calderilla”, en comparación con lo que supondría apostar fuerte por las energías renovables, pero todo ahorro energético, aunque mínimo, es bueno. Así lo entiende Mariano Sanz, profesor de Ingeniería Eléctrica del Centro Politécnico Superior de Zaragoza, director de Innovación Tecnológica del Circe y asesor del Plan Energético Nacional.


Según Sanz, se estima que el cambio horario supone un ahorro de energía del 3% en el ámbito industrial y de oficinas, entre un 3 y un 5% en el campo del hogar, y “absolutamente nada” en el sector del transporte. En el cómputo global, se ahorra entre un 0,5 y un 0,6% de energía. Llevado al plano económico, implica menos del 1% de ahorro.

“En resumen, en una sociedad como la nuestra, basada en la energía fósil, el ahorro energético y económico que aporta el cambio de hora es mínimo, calderilla”. Mariano Sanz lamenta que se esté haciendo hincapié en el cambio de hora o en la sustitución de bombillas por otras de bajo consumo, medidas de carácter anecdótico, y no se tenga en cuenta que el verdadero ahorro está en el proceso energético y, por tanto, en el impulso de las energías renovables. “El 80% de la energía que producimos se dilapida en emisiones dañinas al medio ambiente”, apunta.

El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, entidad pública empresarial dependiente del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, calcula que el potencial de ahorro en iluminación en España por el cambio de hora representa un 5% del consumo eléctrico, lo que equivale a unos 300 millones de euros.


Sueño y hormonas

Desde el punto de vista médico, el cambio de hora provoca desajustes en el sueño, sobre todo a aquellos que ya sufren de antemano problemas con Morfeo. “Quienes no padecen dificultades para dormir, tardan aproximadamente seis días en adaptarse al cambio horario, jornadas en las que se ven afectados por una cierta sensación de cansancio y somnolencia, pero sin importancia clínica”, explica José Ramón Valdizán, jefe del Servicio de Neurofisiología Clínica y Unidad del Sueño en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza.


Sí sufren más el nuevo horario las personas aquejadas por patologías del sueño, porque se ven alterados los hábitos de horarios que precisan para poder dormir. Según Valdizán, el cambio afecta sobre todo a los pacientes de narcolepsia, a los insomnes crónicos y a quienes sufren depresiones. En la Unidad del Sueño ha tenido que modificar en algunos casos la medicación a estos pacientes para que lograran de nuevo conciliar el sueño y adaptarse a la nueva regulación horaria.

El jefe de la Unidad del Sueño del Servet explica que el cambio horario también puede provocar alteraciones hormonales y de los ritmos circadianos en muchas personas. Es el caso de la melatonina, hormona que induce al sueño porque está bloqueada con la luz y, cuando se apaga, hace bajar medio grado la temperatura del cuerpo y favorece quedarse dormido. También hormonas como el cortisol o la dopamina, que guardan relación con el sueño, pueden verse afectadas por el cambio de horario, aunque no llegue a provocar patologías sino simplemente un desajuste de sueño.


Valdizán se muestra personalmente a favor de mantener siempre la misma hora, porque como seres humanos sobrevivimos gracias a una serie de rutinas básicas “y a la población lo del ahorro energético le queda muy lejos”. Por eso, es partidario de quedarse con el horario más próximo al solar, el de invierno, por aproximarnos al máximo al funcionamiento de la naturaleza y de la gente del campo.


Más favorable al cambio horario de primavera es Ignacio Buqueras, presidente de la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles. Según apunta, cada uno tenemos nuestro propio reloj biológico, pero el cambio de hora no provoca una preocupación generalizada. “Considero que ganar una hora de sol cada día es positivo para las personas. Es una hora más de claridad que tenemos que aprovecharla a tope en el aspecto personal, familiar y de amistad”.


Trabajo de sol a sol

En la línea que defiende su asociación, Buqueras dice que lo que no es de recibo es dedicar esa hora a trabajar más. Recuerda y denuncia que España es el país europeo donde más horas se trabaja (200 más al año por trabajador), “y nuestra productividad está a la cola”. Así que aboga por desechar la cultura del “presentismo” y defiende la de la eficiencia, es decir, aprovechar bien las horas de trabajo, para poder disfrutar de las tardes al aire libre o en casa con la familia o los amigos. Recuerda que en las grandes ciudades hay quien sale a las 7.00 de casa y no vuelve antes de las 20.00. Es decir, que trabaja “más que de sol a sol”.

Recuerden: mañana es un domingo de 23 horas. Disfrútenlo al máximo.