FUERZAS ARMADAS

Defensa aprovecha el paro para 'reespañolizar' los Ejércitos

El número de militares extranjeros baja en 2009 por vez primera desde 2003, año en que las Fuerzas Armadas abrieron sus puertas.

El número de soldados extranjeros bajó en el último año por primera vez desde que en 2003 el Gobierno decidiera abrirles las puertas de las Fuerzas Armadas para paliar la escasez de vocaciones entre la población autóctona. Los expertos ven en ese recorte la determinación de Defensa de aprovechar la actual coyuntura económica adversa para ‘reespañolizar’ los Ejércitos.


El número de inmigrantes uniformados creció de forma constante en los últimos seis años, hasta marcar su número máximo (6.205, el 7,6% del total) el 1 de enero de 2009. Pero la crisis ha invertido esa tendencia: el 1 de febrero de 2010 había caído más de un punto, hasta los 5.802 efectivos (el 6,56% del total), pese a que los inmigrantes son uno de los colectivos más afectados por el paro. El porcentaje máximo autorizado por ley es del 9%.


Los expertos creen que ese brusco bajón, curiosamente cuando más complicado es encontrar un trabajo, no obedece al repentino desinterés de los extranjeros por la milicia. La masiva llegada de parados nacionales a los centros de selección, explican, ha hecho que Defensa redujera el porcentaje de plazas destinadas a inmigrantes. Los números lo confirman: en 2005 el Ministerio convocó 35.565 plazas de Tierra, Mar y Aire, 11.729 de ellas (el 32%) para extranjeros. En 2009 salieron en total 15.441 plazas a convocatoria, pero los inmigrantes solo pudieron optar a 800 (el 5,1%), y únicamente en unidades de choque (las más peligrosas y operativas) del Ejército de Tierra.


Cuando el paro hace estragos entre los jóvenes -según la última EPA afecta al 39,07% de los menores de 25 años-, las Fuerzas Armadas ofrecen todo cuanto buscan las personas que intentan abrirse camino en la vida: sueldo fijo, incorporación inmediata, viajes a países exóticos y posibilidades de promoción en una ‘empresa’ que nunca quiebra. Ese puede ser el motivo por el que los Ejércitos no paran de recibir aspirantes a soldado. Tantos que, por primera vez desde la abolición de la mili en 2001, Defensa ha superado el tope legal de efectivos de tropa y marinería, 86.000. Un empleo de soldado parece hoy un chollo, aunque tenga una pega: te pueden matar.


Pese a que el peligro de sufrir una desgracia es cada vez mayor, sobre todo en teatros de operaciones como Afganistán o el Líbano, los datos de reclutamiento hablan por sí solos. El ardor guerrero de los españoles no ha parado de crecer desde que estalló la crisis, al tiempo que en el sector privado las empresas despedían a sus trabajadores.


El 1 de enero de 2008, los Ejércitos de Tierra, Aire y la Armada contaban con 79.118 soldados y marineros. A principios de 2009, con el país ya en recesión, su número había crecido hasta 81.607. Desde entonces el incremento ha sido aún más espectacular.