Ángel José Ramos y Manuel Rivera, las primeras víctimas de ETA en Aragón

A las 8.08 un estruendo rompía la rutina de una mañana laborable en Zaragoza y marcaba para siempre a la sociedad aragonesa: ETA mataba por primera vez en Aragón y lo hacía de forma brutal. Una furgoneta cargada con 50 kilogramos de Goma-2 estallaba en la avenida de César Augusto al paso de un autobús militar. El atentado se cobraba la vida de dos personas y hería de diversa consideración a 41.

El de César Augusto fue el primer atentado mortal de ETA en Aragón, pero no la primera acción de la banda, que data de 1979, cuando los terroristas colocaron varios artefactos en la Société Génerale de Banque de Zaragoza y en el santuario de Torreciudad (Huesca).

En enero de 1987 no hubo tanta suerte. Los etarras acabaron con la vida de Ángel José Ramos Saavedra, conductor civil del autobús militar objetivo de la banda, y con la de Manuel Rivera Sánchez, comandante de ingenieros y profesor de táctica en la Academia General Militar.

Ramos, casado y con un hijo, tenía 46 años y era natural de La Coruña. Rivera, de 45 años, había nacido en la localidad albaceteña de Viveros pero residía desde hacía años en Zaragoza con su esposa y sus tres hijos.

La explosión fue de tales dimensiones, que las crónicas de la época dicen que las vibraciones se dejaron notar hásta más de medio kilómetro de distancia del lugar de los hechos “provocando rotura de cristales y escaparates” y daños de diversa consideración en 15 automóviles.

1987 empezó mal para la sociedad aragonesa y terminó peor, con el atentado de la casa-cuartel de la avenida de Cataluña de la capital, perpetrado el 11 de diciembre y que causó 11 muertes y decenas de heridos.