Gobierno 'drónico'

No solo estaría dispuesto Puigdemont a una investidura telemática, por pantalla de plasma interpuesta, sino que le parecería tan natural, hasta moderno, gobernar Cataluña por control remoto. El primer gobierno ‘drónico’ del siglo XXI. Y debe de suponer que los contribuyentes catalanes y de toda España le pagaríamos tan a gusto la conexión wifi, el despachazo y el coche oficial para ir y venir por Bruselas; además de las bufandas amarillas, que va a necesitar unas cuantas de repuesto y de momento seguimos sin saber quién se las subvenciona. Toda esta pantomima sobre la investidura a distancia, sea por pantalla de plasma o por presencia ectoplasmática del prófugo, es el enésimo acto del entremés del ‘procés’, pero carece de sentido. Porque la mayor parte del público está ya aburrido, cuando no totalmente aborrecido, y, sobre todo, porque es inútil. Si Puigdemont vuelve irá a la cárcel y si se queda en su refugio no podrá ser presidente. Hasta Pablo Iglesias, tan comprensivo en otras ocasiones con los separatistas, le dice que no se puede gobernar Cataluña desde Bélgica. Solo falta que los de su partido se lo expliquen también.