Cataluña extiende la nebulosa sobre 2018

En manos del juez Llarena está el futuro de nueve diputados catalanes. No hay procesos electorales previstos, segunda vez que sucede desde 2002.

Carles Puigdemont
Carles Puigdemont
Reuters

En un pasaje de ‘Alicia en el país de las maravillas’, la protagonista pregunta al gato Chesire qué camino tomar. "Depende en buena medida de adónde quieras llegar", le responde el animal. "No me importa mucho mientras llegue a algún sitio", añade Alicia. "Eso dalo por seguro –zanja el gato Chesire– siempre que andes lo suficiente".

Como en el célebre cuento de Lewis Carrol, el independentismo catalán inició hace unos años un nebuloso camino de final incierto. En 2017, los soberanistas se aventuraron por todos los atajos que encontraron sin preocuparse por lo que atropellaban a su paso. Y todo para encontrarse, pasadas unas elecciones autonómicas que han vuelto a plantear en clave plebiscitaria, en el mismo punto en el que estaban. Pero sin autonomía.

El conflicto volverá a saturar la agenda del año, aunque lo más probable es que Alicia siga sin llegar a ningún punto concreto.

Para empezar, en enero habrá novedades judiciales sobre la prisión provisional de Oriol Junqueras, el ‘exconseller’ Joaquim Forn y los Jordis. También será el mes en el que se constituya el nuevo Parlament salido de las urnas tras las elecciones del 21 de diciembre. Y se iniciarán los contactos para formar gobierno, siempre a la sombra de la aplicación del artículo 155 de la Constitución: en caso de que el nuevo ejecutivo catalán mantenga la senda unilateral del Govern de Carles Puigdemont, Rajoy no tendrá otro remedio que mantener la intervención de la autonomía. Como recordó el propio presidente en diciembre, cuando los gobernantes no cumplen la ley "ya saben lo que pasa".

Sobre la decisión que tome Puigdemont pivotará gran parte de la actualidad en el inicio de 2018. El expresidente catalán debe decidir si regresa a España para su previsible investidura como presidente –su presencia es condición ‘sine qua non’, según el reglamento del Parlament–, ante lo que sería inevitablemente detenido y casi seguro conducido a prisión provisional, o bien si continúa huido en Bélgica, posibilidad que su entorno se ha encargado de airear en las últimas semanas.

Aunque el líder de Junts per Catalunya ha sondeado la posibilidad de que el juez del Supremo Pablo Llarena le permita asistir a una eventual sesión de investidura, este hecho parece complicado, sobre todo a tenor de los antecedentes –entre ellos, la propia fuga–. En manos del magistrado estará la votación en sí, ya que deberá decidir sobre la libertad, por un lado, de los encarcelados Junqueras, Forn y Sànchez; por el otro, del resto de ‘exconsellers’ fugados –Antoni Comín, Clara Ponsatí, Lluís Puig y Meritxell Serret–, y, finalmente, sobre la diputada Marta Rovira, número dos de ERC, a la que citó como investigada a finales de año y a quien aún podría enviar a prisión provisional. En total, nueve escaños sin los que los independentistas pierden la mayoría en el nuevo Parlament.

Sin elecciones a la vista

Por lo demás, este será uno de esos extraños años en los que no hay elecciones previstas, salvo adelanto inesperado. Ni generales –y municipales– ni autonómicas ni europeas: desde 2002, eso solo había sucedido en 2013. Lo cual tiene implicaciones importantes, ya que hay más posibilidades de ahondar en grandes acuerdos puesto que los partidos están menos sujetos a actitudes electoralistas. Si no hay pactos importantes en 2018, difícilmente llegarán el año próximo.

La actividad legislativa debería tener como protagonistas, ya sea por su presencia como por su ausencia, a la reforma constitucional y la negociación del nuevo sistema de financiación autonómica. Dos escollos muy ligados, por otro lado, al conflicto catalán. El PSOE de Pedro Sánchez seguirá empujando al Gobierno a que se siente a la mesa para renovar la Carta Magna, pero si el independentismo continúa aportando sobresaltos es muy difícil que el presidente Rajoy se aventure a dar algún paso en firme.

Por supuesto, el principal quebradero de cabeza para el Gobierno será la negociación de los presupuestos generales del Estado. Un proceso que tampoco se librará de los efectos colaterales del lío soberanista; de hecho, el principal elemento de bloqueo puede ser que continúe vigente el artículo 155. Esto comprometería en gran medida la postura del PNV, que de cara a su electorado no puede sostener la intervención de la autonomía catalana. Y si los nacionalistas vascos insisten en bloquear las cuentas de 2019 a partir de septiembre, el adelanto electoral podría resultar inevitable.

Precisamente la ausencia de elecciones debería ser un foco de tranquilidad en el seno de los propios partidos. Y eso no es decir cualquier cosa, ya que salvo Ciudadanos todas las grandes formaciones pasan o acaban de pasar por importantes crisis internas.

En materia de corrupción, 2018 –como no podría ser de otra manera– será un año movido, con focos de atención destacados. El momento cumbre será la sentencia por el caso Gürtel –por su primera parte, de 1999 a 2005–. Francisco Correa se enfrenta a una petición de hasta 125 años de cárcel; Luis Bárcenas, a 39. No será el único proceso en el que se vea inmerso el PP: de hecho, la formación popular será este año la primera en sentarse en el banquillo de los acusados en el juicio por el borrado de los discos duros en el ordenador de Bárcenas.

Pese a esto, es probable que el PSOE no meta en exceso el dedo en la llaga, dado que los socialistas también tendrán este 2018 su particular vía crucis: el inicio del juicio por los ERE fraudulentos, que ha puesto en duda su dilatada gestión en el Gobierno andaluz y que ha llevado a dos de sus expresidentes, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, al banquillo de los acusados.

Las primeras medidas del pacto de Estado contra la violencia machista verán la luz este año, con un compromiso presupuestario de 200 millones de euros –en el primer trimestre, de hecho, según la ministra Montserrat– que irá a parar también a las comunidades autónomas y a los ayuntamientos. Será el momento de comprobar si las iniciativas aprobadas, destinadas entre otros a mejorar la asistencia y la protección de las víctimas y a formar a los profesionales que intervienen en el proceso, sirven como mínimo para frenar el retroceso registrado en 2017, con 48 mujeres asesinadas por 44 de 2016.

La carretera

En 2018 también será importante observar si se confirma la estabilización en el número de víctimas mortales en carretera. Si 2016 fue el primer año en el que los fallecidos superaron al ejercicio precedente (1.160 frente a 1.131), el año que ahora concluye mantiene la tendencia, con 1.165 decesos hasta el 17 de diciembre. Asociaciones de conductores y de víctimas acusan al Gobierno de falta de medidas para hacer frente al repunte y de la escasez de inversión en mantenimiento de carreteras. Pese a esto, el actual ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, sigue aludiendo al quimérico objetivo de "cero víctimas" que se popularizó hace unos años.

En materia de defensa, el año que comienza estará marcado por el aumento del contingente español en misiones de paz. Con un papel destacado de la operación en Mali, donde precisamente España estará al mando desde enero –por entre seis y nueve meses– de la fuerza europea encargada de instruir al Ejército maliense en su lucha contra las milicias yihadistas. Esto requerirá que los soldados desplazados pasen de 140 hasta 292. También habrá más efectivos en las misiones de Iraq, el Líbano y Afganistán.

Finalmente, este será un año muy especial para el rey Felipe VI, que el próximo 30 de enero celebra su 50 cumpleaños.

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