Condenado el descuartizador de Majadahonda a más de 27 años de cárcel

Bruno H. V. mató a su tía Liria y a Adriana B. G., una mujer a la que había arrendado una habitación, y trituró sus cuerpos con una máquina picadora industrial.

El presunto descuartizador de Majadahonda (derecha), junto a su abogado (izquierda).
El presunto descuartizador de Majadahonda (derecha), junto a su abogado (izquierda).
Efe

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a 27 años, tres meses y un día de prisiñon a Bruno H. V., conocido como el descuartizador de Majadahonda, por matar a su tía Liria y a la mujer a la que había arrendado una habitación (Adriana B. G.), cuyos cuerpos trituró con una máquina picadora industrial.

Según establece la sentencia de la sección 30 de la Audiencia Provincial, se le impone por cada uno de los crímenes la condena de 12 años de cárcel. A su vez, se le aplica 21 meses y un día de prisión por estafa, seis meses por un delito de falsedad documental y un año de cárcel por tenencia ilícita de armas.

Con este fallo, la Audiencia Provincial plasma la declaración de culpabilidad contra Bruno H. V. por matar a ambas mujeres y de trocear los cuerpos con la máquina picadora industrial hallada en el sótano de la casa de Majadahonda. La sentencia considera probado que tras matar a su tía Liria, Bruno constituyó una empresa de construcción con el ánimo de obtener un beneficio económico de la muerte de su familiar.

Con tal fin, relata el fallo, giró recibos meses después de su fallecimiento contra la cuenta de la que ella era propietaria por importe de más de 33.000 euros y con idéntico propósito, simuló la firma de su pariente en un contrato "falaz" de arrendamiento, por el que la fallecida Liria le cedía el uso de la vivienda de la calla Sacedilla de Majadahonda (donde se halló la picadora) durante 15 años por el importe de 18.000 euros, cantidad que no abonó nunca pero sí alquiló esa casa a cambio de dinero.

La sentencia considera igualmente probado que el condenado, años después de este primer crimen, el 1 de abril de 2015, causó voluntariamente la muerte de Adriana, cuyo cadáver también troceó e hizo desparecer con posterioridad, ayudándose de la misma picadora de carne con que desmenuzó los restos mortales de su familiar.

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