Cataluña es el primer proveedor de Aragón y también el primer cliente

La intensidad de las relaciones afecta a todos los sectores, tanto agrarios e industriales como a prestación de servicios. Con ningún otro territorio del mundo la comunidad vecina disfruta de una balanza comercial tan intensa.

Terminal Marítima de Zaragoza desde donde se realiza el transporte ferroviario a través del Puerto de Barcelona, entre otros.
Cataluña es el primer proveedor de Aragón y también el primer cliente
OLIVER DUCH

Una hipotética secesión de Cataluña tendría consecuencias económicas de gran calado para Aragón por la intensidad de las relaciones bilaterales. Desde muy antiguo, los vínculos han sido muy estrechos, como ha estudiado ampliamente el profesor Eloy Fernández Clemente. No obstante, Aragón mantiene un nexo especial con las tierras del Este desde mediados del siglo XIX, cuando el desarrollo de la red ferroviaria permitió una buena conexión de una parte del territorio aragonés con los principales centros de la economía española: Madrid, Bilbao y, especialmente, Barcelona, que conforman los vértices del cuadrante noreste peninsular que se consolidó como la zona más rica de España durante el siglo XX.

El catedrático Luis Germán ha destacado la relevancia de este vínculo: "La mayor parte del territorio aragonés ha estado tradicionalmente ligado a Barcelona, configurada como el núcleo central de la región económica en la que ha estado inserta la economía aragonesa, especialmente hasta la consolidación del mercado interior español, aunque ha seguido vinculada preferentemente a Barcelona cuando en el nuevo contexto del mercado interior se ha conseguido la polarización productiva y de mercados en el cuadrante noreste peninsular. (…) En los dos escenarios, el de la región económica y el del mercado interior dentro del cuadrante noreste peninsular, las especiales conexiones con Barcelona han permanecido como una constante, lo que ha supuesto que, en cualquier caso, el principal destino de las mercancías, y el principal origen de las mercancías que importa la economía aragonesa, haya sido siempre Cataluña, y específicamente Barcelona".

Este nexo se ha intensificado en las últimas décadas por la aceleración del desarrollo de ambas comunidades. Según los datos de comercio interregional elaborados por el Centro de Predicción Económica (Ceprede) para Aragón, Cataluña es el primer cliente y proveedor entre las comunidades autónomas españolas; le siguen la Comunidad Valenciana, el País Vasco y Madrid. Para Cataluña, Aragón es el primer cliente y el segundo proveedor por detrás solo de la Comunidad Valenciana. Así, Cataluña vendió a Aragón en 2013 el 17,2% de las mercancías que distribuyó en España, mientras que el 16,1% de las compras que realizó al resto de las regiones españolas procedieron de la Comunidad aragonesa.

Cataluña vende bienes y servicios en Aragón por valor de 11.560 millones de euros. El doble que a Alemania (5.532 millones) y más que a toda Francia (10.435 millones). Aragón hace lo propio en dirección contraria, con un volumen de ventas en tierras catalanas que asciende a 5.224 millones, según los datos oficiales de CEOE Aragón. La Comunidad vecina no encuentra una balanza comercial tan intensa con ningún otro territorio del mundo. Y ninguna autonomía española compra tanto en otra como la aragonesa en la catalana.

Las autoridades aragonesas son conscientes de esta realidad y también de lo amenazante que sería una secesión. El inquilino del Pignatelli, Javier Lambán, lo ha destacado insistentemente en las últimas semanas: "Nuestras economías están absolutamente interconectadas hasta el punto de que Cataluña es el principal cliente y proveedor de la economía aragonesa".

El que fuera consejero aragonés de Economía durante el periodo 2011-2015, Francisco Bono, considera que "la segregación de Cataluña sería muy perjudicial especialmente para Aragón por cuatro razones. Primero, porque Aragón es el primer cliente de Cataluña, y asimismo es el primer proveedor. Cuando se está haciendo un boicot a productos catalanes, se está castigando indirectamente a las empresas aragonesas que en buena parte proveen de componentes al bien final. Segundo, porque la intensidad de relaciones afecta a todos los sectores, tanto en productos agrarios y agroalimentarios e industriales como a prestación de servicios, especialmente servicios personales y a empresas. Tercero, porque territorialmente la relación es muy estrecha en las zonas limítrofes como el Cinca Medio, Bajo Cinca, Caspe, etc. donde buen número de empresas son catalanas. Y cuarto, también debe tenerse en cuenta los flujos de personas, ya que un gran número de aragoneses trabajan en Cataluña".

Algunos economistas, como José María Gay de Liébana, destacan que "hay un aterrizaje importantísimo de empresas que huyen de Cataluña". Y es cierto que se ha apreciado recientemente un mayor flujo de instalaciones de empresas catalanas en las zonas limítrofes de Huesca y Teruel.

De cualquier modo, la secesión de Cataluña siempre sería un mal negocio para Aragón. Tan fuerte es el nexo entre las tierras y las gentes de ambas regiones que la economía aragonesa y su trayectoria no pueden entenderse en sí mismas porque a lo largo de varios siglos ha estado integrada dentro de un espacio más amplio, la región económica aglutinada por Barcelona.

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