El rastro de la Tigresa en Aragón

La etarra intentó atentar en dos ocasiones en Zaragoza, pero sus intenciones se vieron frustradas.

Foto de archivo de la etarra Idoia López Riaño, conocida como la Tigresa
Foto de archivo de la etarra Idoia López Riaño, conocida como la Tigresa
EFE

El rostro de Idoia López Riaño, alias la Tigresa, es conocido de forma especial en Zaragoza porque residió en en el barrio de Delicias, donde no consiguió perpetrar una masacre, gracias a la colaboración ciudadana, al tener que dejar el coche bomba que pretendía hacer explosionar. El vehículo, cargado con 35 kilos de explosivo y veinte de tornillería listos para estallar, fue abandonado por López Riaño y su compañero del Comando itinerante, José Luis Urrusolo Sistiaga, en la calle Lastanosa.

El atentado fallido ocurrió el 23 de octubre de 1991. El coche que iban a utilizar, un Opel Corsa matrícula Z-5117-U, se quedó sin gasolina. Afortunadamente, se les estropeó la aguja que marca el combustible y esta se quedó a medio recorrido del indicador lo que les hizo creer que contaban con suficiente carburante.

El turismo los dejó tirados en la calle Zapata y los terroristas lo empujaron hasta la calle Lastanosa, donde lo retiraron porque entorpecía el tráfico. Entonces, la Tigresa solicitó la ayuda de un amable repartidor que pasaba por la calle para empujar el coche. Este hombre se quedó de piedra cuando vio que la matrícula del vehículo que empujaba era idéntica a la de su Renault 11. El repartidor lo comentó a los terroristas. Estos respondieron con naturalidad. Ante su insistencia, las caras de los terroristas se tornaron serias y el repartidor decidió huir. Los terroristas dejaron el coche y desaparecieron.

Meses después, en marzo de 1992, la Policía desmanteló en la calle Julián Ribera, a escasos metros de Lastanosa, un piso franco de ETA, que había sido utilizado por la Tigresa y Urrusolo. La pareja se hizo pasar en el inmueble por unos respetables profesores que no despertaron ninguna sospecha. Apenas se dejaron ver por el vecindario y nunca molestaron.

Dentro del largo historial delictivo de la etarra Idoia López Riaño, a la que se le imputan 23 asesinatos durante su pertenencia a la banda armada ETA, destacan varios atentados.

1984:

Se le atribuye el asesinato de Joseph Gouchot, a quien ETA acusaba de pertenecer a los Grupos Armados de Liberación (GAL).

25 de abril de 1986:

Toma parte en el atentado que acaba con la vida de cinco guardias civiles al explosionar un coche bomba al paso de su autobús en la confluencia de las calles madrileñas Juan Bravo y Príncipe de Vergara.

17 de junio de 1986:

Como miembro del Comando Madrid participa en el asesinato del comandante Ricardo Sáenz de Ynestrillas.

14 de julio de 1986:

Se le relaciona con el atentado en el que fallecieron 12 guardias civiles en la plaza de la República Dominicana, cuando un coche bomba estalló al paso de un autobús.

1988:

La terrorista fue descubierta por la Policía, pero no se procedió a su detención por considerar que sus actividades carecían de importancia.

24 de febrero de 1988:

Participa en el secuestro del industrial Emiliano Revilla junto con José Luis Urrusolo Sistiaga.

23 de octubre de 1991:

Un hecho casual permite el descubrimiento de un vehículo cargado con 35 kilos de amonal en el barrio de Delicias. Urrusolo Sistiaga e Idoia López Riaño, que pretendían atentar en Zaragoza, abandonaron precipitadamente el coche al ser descubiertos.

13 diciembre 1991:

Participa en Barcelona en el asesinato de los policías nacionales, Francisco Javier Delgado y José Antonio Garrido.

Enero de 1992:

Su último atentado se localiza en Valencia donde muere asesinado el catedrático y consejero de Estado Manuel Broseta.

Marzo de 1992:

La policía desmantela un piso franco en la calle Julián Ribera de Zaragoza, cerca del lugar donde se encontró el coche bomba en 1991 y que había servido de base a Urrusolo y a López Riaño para recopilar información.

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