Artur Mas se declara ante el juez único responsable del 9-N

El expresidente catalán ha negado que desobedeciera al Tribunal Constitucional cuando mantuvo la consulta independentista.

Carles Puigdemont en Amer (Gerona).
Carles Puigdemont en Amer (Gerona).
Efe (archivo)

El expresidente catalán Artur Mas se ha declarado único responsable político "de todo" el 9N, pero ha negado que desobedeciera al Tribunal Constitucional (TC) cuando mantuvo la consulta independentista, alegando que el alto tribunal nunca le advirtió de las consecuencias de desoírle.

Mas y las exconsejeras Joana Ortega e Irene Rigau han declarado ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), en la primera jornada del juicio que se sigue contra ellos por desobediencia grave y prevaricación al mantener la consulta independentista del 9 de noviembre de 2014, pese a haber sido suspendida cinco días antes por el TC.

Los encausados han entrado con casi media hora de retraso al TSJC, que les había citado a juicio a las 9,00 de la mañana, mientras se daban un baño de masas desde el Palau de la Generalitat hasta las puertas del Palau de Justicia, donde les han arropado 40.000 manifestantes convocados por las entidades soberanistas, según la policía local de Barcelona.

El retraso de Mas, Ortega y Rigau ha llevado al presidente del TSJC, Jesús María Barrientos, a convocar a fiscales y letrados a la sala para pedirles explicaciones por la demora y, al mismo tiempo, advertirles de que, pasada media hora desde la citación, se convocaría una "vistilla" para que las partes pudieran plantear las medidas cautelares que consideraran oportunas.

Ya ante el tribunal, Artur Mas -el primer presidente de la Generalitat moderna juzgado- se ha negado a responder a las preguntas de la Fiscalía y de la acusación popular, ejercida por dos sindicatos policiales y por Manos Limpias.

En respuesta a las preguntas de su abogado, Xavier Melero, el expresidente ha reconocido ser "responsable de todo" el 9N, incluidas las "directrices" que siguieron las dos exconsejeras encausadas, pero ha defendido que la consulta no fue un "capricho individual", sino que obedecía a un mandato "democrático" del Parlament.

Mas ha negado, sin embargo, cualquier "ánimo de desobedecer" al TC y ha recordado -haciendo suyo uno de los argumentos de los fiscales catalanes contrarios a querellarse por el 9N- que el alto tribunal no emitió ningún tipo de "advertencia expresa" que avisara al Govern de las responsabilidades penales en que podría incurrir en caso de desoír su suspensión, incluso cuando la Generalitat le pidió que aclarara el alcance de su orden.

Para Mas, la suspensión del 9N lo situó en la tesitura de escoger entre "obedecer el mandato parlamentario explícito" que le obligaba a mantener la votación o atender la resolución del Constitucional, que a su parecer era "imprecisa".

El expresident ha admitido que, en cuanto el TC vetó la consulta independentista a raíz de un recurso del Gobierno el 29 de septiembre de 2014, la Generalitat cambió el "formato" de la votación, de forma que la administración catalana "ya no era directamente responsable" en su organización, sino que se limitaba a dar "apoyo" a los voluntarios que asumieron su ejecución.

En ese sentido, ha insistido en que cuando el 4 de noviembre de 2014 el TC suspendió el "proceso participativo" al que se rebajó la consulta inicialmente prevista, había una "imposibilidad material" de detener la organización del proceso participativo del 9N y, además, ninguna autoridad del Estado adoptó medida alguna para impedir la votación, ni el propio Constitucional ni la Fiscalía.

La reprimenda del juez

La declaración de Mas, que se explayaba en largas explicaciones a las concisas preguntas de su abogado, le ha valido una reprimenda del presidente del TSJC, Jesús María Barrientos, que le ha pedido que dejara de hacerse preguntas a sí mismo tras recordarle que, en una sala de vistas, debía limitarse a responder.

Las exconsejeras Ortega y Rigau, por su parte, se han escudado en que la ejecución del 9N quedó en manos de voluntarios tras la suspensión y han negado que presionaran a funcionarios para que facilitaran la logística de la votación.

Por el 9N, Mas afronta una pena de diez años de inhabilitación que amenaza con dificultar un posible regreso del expresident como candidato de un PDeCat falto de liderazgos claros tras la renuncia a ser candidato del actual president, Carles Puigdemont.

Puigdemont, que ha acompañado a Mas hasta el Palau de Justicia junto a la mayoría de miembros del Govern, ha criticado la "judicialización" de la política y ha proclamado que los encausados no comparecían hoy ante el TSJC "arrodillados, sino de pie".

Por su parte, el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, ha denunciado el "exceso de teatralización" en la concentración de apoyo a los encausados que, a su entender, "no defendían la democracia, sino la desobediencia", mientras el ministro de Justicia, Rafael Catalá, ha arremetido contra las movilizaciones frente al TSJC, que considera "impropias" de una democracia.

En la misma línea, el líder del PPC, Xavier García Albiol, ha tachado de "cobarde" a Mas por negarse a responder a la Fiscalía mientras que el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, ha defendido que el juicio del 9N demuestra el "fracaso" tanto de la Generalitat como del Gobierno a la hora de dialogar sobre el futuro.

La portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, ha afeado a Mas que se sienta "más cómodo" hablando sobre el 9N que sobre las investigación del "caso 3%" sobre supuesta financiación ilegal de CDC y el juicio por el expolio del Palau de la Música, que empezará en marzo y en el que CDC figura como responsable a título lucrativo.

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