Los padres no están para hacer de profesores de sus hijos con los deberes

Un experto señala que la colaboración de los padres con los deberes puede acabar en una trifulca.

Los deberes dividen a los padres, tras la convocatoria de una huelga de tareas para noviembre.
Los deberes dividen a los padres, tras la convocatoria de una huelga de tareas para noviembre.
Pablo Segura

El vicerrector de Innovación y Desarrollo Educativo de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y uno de los expertos mundiales en altas capacidades, Javier Tourón, ha asegurado que "los padres no están para hacer de profesores de sus hijos con los deberes", porque "al final eso no funciona".


En una entrevista, Tourón ha subrayado que los padres tienen una carga laboral importante de forma ordinaria y "si encima tienen que hacer de profesores cuando llegan a casa, que, generalmente, lo hacen mal, puede acabar siendo un motivo de trifulca entre padres e hijos lo que empieza con buena intención".


"Yo tengo diez hijos y me he negado a eso toda mi vida; nunca he hecho de profesor de mis hijos y soy profesor porque me parece que el rol del padre es otro distinto, otra cosa es darles a los hijos una orientación sobre algo de los deberes", ha enfatizado.


Ha insistido en que "los padres no están para hacer de profesores", aunque comprende que, "a veces, la intención de los docentes es buena porque quieren favorecer la relación de los hijos con los padres y que estos se impliquen", pero "para eso es mejor que los padres reciban cursos de orientación familiar y no de cómo hacer de maestros de sus hijos porque no están para eso".


Ha reconocido que las jornadas escolares españolas son bastante más largas que en otros países y "en Europa no se entiende que los niños salgan de casa a las ocho de la mañana o antes y vuelvan a las seis de la tarde".

A eso hay que añadir que "los deberes suponen una carga adicional que, a veces, tal y como están planteados, representan para muchos alumnos un grado de frustración porque, en ocasiones, no saben resolverlos en sus casas y en ese momento es donde necesitan al profesor, pero el profesor no está" y "papá y mamá, muchas veces, no pueden ayudar a sus hijos en esas tareas".


Para él, "el problema de los deberes está en que exceden de manera poco razonable el tiempo y la jornada en la que un alumno tiene que dedicar a las tareas de aprendizaje" y, "de la misma manera que los adultos procuran no llevar trabajo profesional a casa, lo mismo los alumnos y si lo hacen, debe ser de una manera muy reducida, muy organizada y programada".


"Los deberes tradicionales deberían convertirse en la tarea en clase con el profesor, que es el que debe ayudar, y no obligar a los padres, siempre con buena intención pero casi siempre con mal resultado, a que sean profesores de sus hijos", ha asegurado.


Este catedrático de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación es, frente a ello, un defensor de la llamada "clase inversa", que permite que "los deberes se hagan en la clase, donde el profesor es de gran e inestimable ayuda".


Mientras tanto, "la enseñanza directa se desplaza del ámbito de la clase a otro entorno, como puede ser la casa", donde los alumnos, por ejemplo, pueden visionar vídeos y anotar sus dudas para resolver en clase al día siguiente, lo que facilita que "el profesor vuelque todo su valor añadido en el proceso".


Con este sistema, "el alumno va a clase a algo concreto, no 'a ver qué le cuentan'", según Tourón, para quien la "clase inversa" permite convertir "el aula en un espacio de discusión, de trabajo en grupo o individual" y en el que "los estudiantes asumen la responsabilidad de su propio aprendizaje".


"Se trata -ha afirmado- de una clase en la que el profesor no es 'el sabio en el escenario', sino 'la guía al lado del alumno'"; es "una combinación de enseñanza directa y aprendizaje constructivista" y "un modelo en el que todos los alumnos están implicados en su propio aprendizaje".


Este catedrático ha insistido en que la "clase inversa" es "una clase en la que los alumnos pueden tener una educación personaliza real, de acuerdo a su ritmo de aprendizaje y con flexibilidad".


Ha considerado que, en "un modelo de enseñanza basado en la acción del profesor, el alumno se convierte en un mero espectador, en un sujeto pasivo"; y en "la clase inversa, el estudiante es el protagonista y se ubica en el centro de la escena".


Tourón ha apostado por "recuperar el esfuerzo en la escuela" y por adaptar el sistema actual, donde hay "profesores del siglo XX, contenidos del siglo XIX y alumnos del siglo XXI".

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