El pederasta de Ciudad Lineal, "impulsivo y carente de empatía"

La Fiscalía solicita 77 años de prisión por secuestrar y agredir sexualmente a cuatro niñas.

Antonio Ortiz durante el juicio.
El "piso de los horrores" del pederasta de Ciudad Lineal se ve en el juicio
Efe

El perfil policial del presunto pederasta de Ciudad Lineal (Madrid) describía a un "pederasta con una parafilia instaurada en su personalidad", impulsivo, carente de empatía y que podía haber recibido abusos sexuales durante su infancia, según ha declarado este jueves un agente en el juicio.


Un policía especialista en análisis de conducta ha comparecido este jueves ante el tribunal de la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid que juzga a Antonio Ángel Ortiz, de 44 años, para quien la Fiscalía solicita 77 años de prisión por secuestrar y agredir sexualmente a cuatro niñas.


La Policía describió a Ortiz como un hombre con parafilias "muy marcadas, decidido e imprudente cuando la pulsión sexual le llevaba a elegir a una víctima", y que tenía preferencia por las niñas de origen oriental.


"Sus comportamientos sexuales están tan arraigados que difícilmente parará de actuar si no es detenido", rezaba unos de los informes que realizaron los agentes sobre el posible perfil psicológico de Ortiz y que este jueves ha relatado el testigo.


Eran dos informes realizados cuando el acusado presuntamente había cometido ya tres de las cuatro agresiones y que le describían como un hombre tranquilo, introvertido y carente de empatía "que vivía su pederastia en soledad".


No estaba inmerso, creían los investigadores, en círculos de pederastia online, aunque sí podía consumir contenido pedófilo en internet.


Apuntaban los agentes a un hombre "descuidado y sin experiencia en la investigación policial", que probablemente llevase tranquilizantes encima y no supiese explicar por qué y que iría tomando más precauciones cuantas más informaciones apareciesen del caso en los medios.


También se creía que el presunto pederasta podía actuar en intervalos de dos meses de tiempo entre agresión y agresión, hipótesis que se acercó mucho a la realidad en las tres últimas agresiones que tuvieron lugar en abril, junio y agosto de 2014.


El testigo también ha explicado que el "modus operandi" del presunto pederasta, su forma de actuar con las niñas y el modo en que las abordaba les permitió llegar a la hipótesis de que se trataba de un único agresor.


"Los elementos comunes -en las descripciones de las niñas- eran suficientemente potentes para pensar en un solo autor independientemente de las diferencias en las que recaían las niñas".


Es la conducta, el comportamiento y los actos del presunto agresor "lo más valioso" para los investigadores y no tanto los datos descriptivos que, según ha explicado el agente, "pueden ser objeto de error en la percepción de las niñas o en su explicación a los adultos".


"Las conductas son elementos que tienen un peso diferente en nuestra memoria y que se arraigan mucho más", ha aclarado el testigo.

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