El puño de Iglesias vuelve a la plaza

El líder de Podemos reclama la movilización ciudadana porque, dice, el poder del partido en el Congreso "no es suficiente" para lograr cambios en el país.

Iglesias, este lunes, en un acto contra la pobreza energética.
Iglesias, este lunes, en un acto contra la pobreza energética.
Javier Lizón/Efe

Pablo Iglesias ha vuelto este lunes, día de su 38 cumpleaños, a la plaza y a la calle con el puño en alto para defender un Podemos pegado a los movimientos sociales o a "los compatriotas" que no pueden pagar la luz. Un Podemos que necesita a la gente para morder en el Parlamento.


Ha sido un acto para concienciar contra la pobreza energética, pues se conmemora el Día Mundial por la Erradicación de la Pobreza, pero Iglesias ha ofrecido un discurso meramente político, inserto de lleno en la discusión interna sobre cómo ha de ser Podemos cuando la legislatura arranque y se calme la tormenta electoral.


Sí ha hecho alusiones a la "vergüenza" de que haya cinco millones de compatriotas que pasarán frío este invierno por no poder pagar la luz, y ha arremetido contra las eléctricas por su indiferencia ante este drama.


Lo demás ha sido su visión sobre el Podemos del futuro. Un Podemos que no puede ser de los parlamentarios, sino de la gente; que no puede refugiarse en los 71 diputados de Unidos Podemos para no morder y que no puede ver "la patria" en "las cuatro paredes de Carrera de San Jerónimo".


El Podemos de Iglesias, según ha defendido, tiene que volver al espíritu del 15M, tiene que desplegarse por las plazas y por las calles, por los barrios y por los hogares; tiene que pegarse a los movimientos sociales, a su "músculo militante" y tiene que agarrar y no soltar la bandera de la dignidad. Su patria es ésta.


El Podemos de "los parlamentos" no es suficiente para echar a los corruptos o para combatir la pobreza.


El Podemos de "los parlamentos" no es suficiente a pesar de que el PSOE "se disfrace de izquierdas" tras el "golpe de estado" alentado por las oligarquías para virar a la abstención y facilitar "la investidura de la vergüenza", la de Mariano Rajoy.


Iglesias quiere un Podemos de "poder popular", pues ése es su nuevo lema.


Tras ecos de música hip hop, en un escenario que ha ocupado él solo, él y un micrófono, Iglesias ha irrumpido ante medio millar de personas (la organización las ha cifrado en 1.500) con el puño en alto. Se ha despedido igual.


El gesto lo ha hecho ostensible en el día del debate de los signos, que si el puño en alto o la señal de la victoria, en el día, en definitiva, de un nuevo debate vía Twitter entre su enfoque para el Podemos que viene y el que supuestamente pretende su número dos, Íñigo Errejón.


Ha mostrado el puño en alto el tiempo suficiente, antes de que le cantara la concurrencia el cumpleaños feliz. Entonces lo ha plegado para agradecer el gesto. Luego, aunque sin puño en alto, ha desgranado un velocísimo discurso de casi 15 minutos.


Acabada la proclama, acabó el acto, e Iglesias, nuevamente con puño en alto, se ha despedido.


Mientras los operarios recogían el escenario, mientras la plaza del Dos de Mayo recuperaba su aspecto habitual de días laborales con buena temperatura, queda su visión del Podemos del futuro: "En los próximos tiempos el debate político va a estar en las calles".

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