Juan Cuenca, considerado autor intelectual del asesinato de la jugadora holandesa de voleibol Ingrid Visser y de su pareja, Lodeweijk Severein, ha reconocido este lunes que pagó 1.200 euros como anticipo a otro de los acusados, el rumano Valentin Ion, para que acabara con la vida de él y que desconocía que iría acompañado de su pareja.

En esta tercera sesión del juicio que se desarrolla en la Ciudad de la Justicia de Murcia, Cuenca ha matizado después esas afirmaciones y ha dicho que, aunque no quería eludir su responsabilidad, cuando contrató los servicios de Valentin Ion no pensaba que los hechos, ocurridos en una casa rural de Molina de Segura en mayo de 2013, iban a tener el desenlace que al final tuvieron.

Durante el interrogatorio, que se ha prolongado por espacio de hora y media, este procesado no ha querido contestar a las preguntas relativas a la participación en los hechos del segundo ciudadano rumano que también está acusado por el doble asesinato, Constantin Stan.

El acusado, que fue gerente del club en el que militaba Ingrid Visser, ha dicho en otro momento del interrogatorio que se quedó horrorizado por los hechos hasta el punto de que entró en estado de shock y tuvo que salir de la vivienda.

No ha sido muy preciso al describir los hechos que ocurrieron en la vivienda y en la que tanto Ingrid como su pareja fueron matados a golpes, y solo ha explicado que el doble asesinato se produjo en el transcurso de una discusión en la que Lodewijk Severein habría esgrimido una pistola, ante lo cual Ion habría reaccionado dándole un golpe y tirándolo al suelo.

Según su versión, a partir de ese momento se precipitaron los hechos y se habría producido la mortal agresión, en la que -ha añadido- tomaron parte Valentin Ion y un ciudadano ruso, del que solo ha aportado su nombre, Danko.

Por otra parte, ha reconocido que constituyó junto con Lodewijk Severein una sociedad mercantil en Gibraltar cuyo cometido era gestionar la venta de una cantera de mármol en Abanilla propiedad de Evedasto Lifante, dueño del club de voleibol.

Cuenca ha relatado que iba a obtener un diez por ciento de la operación como comisión y que, en principio, calcularon como precio de venta de 100 a 120 millones de euros, una cantidad que rebajaron "sensiblemente" después a pesar de que no llegaron a venderla.

En cuanto a los motivos por los que se pudo producir el doble asesinato, ha explicado que Severein lo venía presionando en los últimos meses para que le pagara los 60.000 euros que le debía a la jugadora del último año en el que militó en el club.

Ha añadido que el fallecido, en unos de los correos que le envió en los días previos a los hechos, incluso le acompañó la fotografía de una pistola como medida de intimidación si no cumplía sus exigencias.