​Sánchez insiste en la promesa de un gobierno progresista

El líder socialista español, Pedro Sánchez, defendió su candidatura a la Presidencia del Gobierno español con la promesa de un gabinete "reformista y de progreso" y pidió para ello el respaldo de los partidos que desean un cambio y que proceda tanto de su izquierda como de su derecha.

Sánchez se somete en el Congreso español a la segunda votación de su candidatura, tras ser derrotado en la celebrada el pasado miércoles y en una breve intervención aseguró que la mayoría de los españoles, representados en la Cámara, desean un cambio de Gobierno respecto al ejercido desde 2011 por el PP (centroderecha).

El líder socialista dijo que ese cambio sólo es posible a través de un acuerdo "transversal", que incluya a los liberales de Ciudadanos, ya comprometidos con Sánchez, como al partido Podemos, de izquierda.

El candidato, claramente derrotado en la votación del miércoles, no ha conseguido apoyos en estos dos días, lo que hace previsible que sea rechazado al final de esta jornada.

No obstante, hizo un llamamiento a la Cámara para subrayar que "la mayoría" de los 350 diputados están de acuerdo con las medidas reformistas que figuran en el acuerdo alcanzado entre los socialistas y los liberales y que tiene un marcado contenido social.

Sánchez aprovechó para criticar al jefe del Ejecutivo en funciones y líder del PP, Mariano Rajoy, quien declinó la oferta del rey de acudir a la investidura parlamentaria, lo que para el candidato socialista fue "un acto de escapismo y de irresponsabilidad".

"Acepté el encargo del rey para solventar el problema creado por Rajoy y que haya normalidad democrática", afirmó Sánchez, quien se atribuyó el mérito de haber acabado con el "bloqueo".

En su discurso Sánchez se anticipó a la más que probable derrota de hoy y aseguró que el próximo gobierno español debe cumplir tres condiciones: surgir del acuerdo, contar con partidos con diferentes sensibilidades y tener en cuenta al PSOE.

Los comicios legislativos de diciembre pasado dieron la victoria al PP con 123 escaños, seguido del PSOE (noventa), Podemos (69) y Ciudadanos (40), con presencia de pequeños partidos nacionalistas hasta llegar a 350 diputados.