Medallas perrunas en la Policía

Interior crea la "mención honorífica" para los canes del cuerpo con una "trayectoria operativa singular".

Las medallas de la Policía Nacional vuelven a ser noticia, pero esta vez no por la recurrente polémica de las condecoraciones pensionadas a los altos mandos de 'despacho', sino porque al Ministerio del Interior se le ha ocurrido la idea -eso sí, inspirada en los cuerpos de seguridad anglosajones- de que también los perros del cuerpo tengan sus distinciones oficiales propias y que puedan lucirlas en los fastos, no en la pechera, sino colgadas de sus correspondientes collares.


El pasado 16 de octubre, la Dirección General de la Policía emitió una resolución en la que ordenaba la creación de la "mención honorífica a los canes de la Policía Nacional". En ese documento, al que ha tenido acceso a este periódico, Interior establece de forma taxativa las normas para estas nuevas condecoraciones, que, como cualquier otro galardón, llevarán emparejadas un diploma acreditativo (a nombre del animal) y un reconocimiento, en su caso, al adiestrador responsable del perro. La resolución incluso incluye bocetos de esos diplomas y de las medallas con los emblemas del cuerpo y la bandera española que llevarán en su cuello los canes condecorados, que, como los humanos, tendrán derecho a lucirla en actos oficiales.


El departamento que dirige Ignacio Cosidó defiende la creación de estas medallas a los perros, ya que estos se han convertido por sus "habilidades innatas y su comportamiento" en "complemento indispensable" en muchas operaciones policiales tales "como la búsqueda de personas desaparecidas o la detección de drogas tóxicas o explosivos". En esa misma resolución, Interior alaba al "binomio can-guía canino", que, dice, "trasciende de la relación laboral", hasta el punto de que los policías de estas unidades siempre hacen gala de "elevadas dosis de compromiso, dedicación y entrega".


Por eso, la Policía cree necesario, 70 años después de que los perros se incorporaran a las fuerzas de seguridad españolas, una medalla exclusiva a esos canes (los policías de estas unidades ya tienen su propias medallas) para que "sirvan de reconocimiento público de su trabajo" y un "estímulo y acicate" a otros perros y agentes.


Esta "mención honorífica" copia las líneas maestras de las condecoraciones para humanos que ya existen en el cuerpo, bien como reconocimiento a años de trabajo bien por una operación en particular. Así se otorgará solo a aquellos animales que "han demostrado una trayectoria operativa singular a lo largo de su vida profesional" o que "hayan participado en un hecho notorio o relevante, con trascendencia para la seguridad pública".


Como en el caso de los funcionarios bípedos, las medallas a estos agentes de cuatro patas deben ser propuestas por sus superiores, aprobadas por la dirección del cuerpo tras analizar los respectivos expedientes y su concesión será publicada oficialmente en la Orden General de la Dirección General de la Policía para conocimiento de toda la institución y como anuncio por si alguien recurre la medalla perruna.


Y no solo eso, la entrega de estos galardones no se hará de 'tapadillo' en las perreras, sino con todo el boato de los grandes actos, pues las medallas se impondrán por ley en el 'Día de la Policía' o "con ocasión de un día de especial relevancia".


A tenor de los documentos de Interior, la gran diferencia entre las medallas de humanos y canes será que a estos últimos la condecoración no supondrá nada más que la 'chapa' y alguna que otra caricia. La resolución no establece nada de recompensas asociadas a la "mención honorífica". Ni una triste galleta o una ración extra de pienso.

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