Dolores de Cospedal resiste

Aunque seguirá como número dos del PP, pierde peso al crearse una cúpula más grande.

María Dolores de Cospedal ha resistido la tormenta de cambios que ha vivido el PP y se mantiene como número dos aunque en una dirección muy distinta a la que ayudó a configurar en el Congreso de 2012 y con muchas caras nuevas, entre las que está uno de los mayores exponentes de la Moncloa: Jorge Moragas.


Como era previsible, Mariano Rajoy no ha cambiado a su secretaria general en el partido pero ha configurado una cúpula mucho más grande, con cinco vicesecretarios generales en lugar de tres. Un refuerzo de la maquinaria que puede mermar su poder y su presencia pública.


Desde que De Cospedal se convirtiera en la gran vencedora de las elecciones de 2011 en Castilla-La Mancha y se dispararan sus opciones como posible sucesora de Rajoy, ha vivido cuatro años de vértigo, sobre todo en su condición de secretaria general del PP, marcados por un nombre: Luis Bárcenas.


Asumió el duro papel de dar la cara para defender al partido y al presidente del Gobierno, hasta el punto de enfrentarse en los tribunales con el extesorero, que fue condenado por vulnerar su derecho al honor.


Fueron meses muy duros de desgaste sobre todo para De Cospedal, muy criticada por la oposición pero también cuestionada desde ciertos sectores del partido, mientras se hacía cada vez más evidente la distancia entre Génova y La Moncloa.


El episodio de "la indemnización en diferido", la rueda de prensa en la que la secretaria general trató -sin éxito- de explicar la relación laboral entre el partido y Bárcenas, le ha perseguido desde entonces al tiempo que su enfrentamiento con importantes dirigentes del PP iba en aumento, aunque siempre de forma soterrada.


Eso sí, soterrada hasta abril. En plena Semana Santa se encendieron todas las alarmas en el partido cuando, tras varias informaciones periodísticas que apostaban por un relevo de De Cospedal en Génova, dirigentes castellanomanchegos salían en su defensa y acusaban -sin citarlos pero con alusiones evidentes- a Javier Arenas y a Soraya Sáenz de Santamaría de orquestar una campaña contra ella.


Mujer leal a Rajoy, eficaz en la gestión, firme defensora de los valores del PP, trabajadora infatigable, asumió el reto de compaginar su cargo en Castilla-La Mancha con el del PP y rechazó por "machista" cualquier crítica al respecto. A su juicio, si hubiera sido hombre nadie la hubiera cuestionado.


Pero al igual que su labor en el partido la ayudó cuatro años atrás a conquistar el gobierno de Castilla-La Mancha, su gestión nacional desde entonces ha podido deteriorar su imagen en esa comunidad autónoma, donde aplicó con más rigor que nadie las recetas de ajuste para controlar las cuentas públicas.


En su haber está la reducción récord del déficit, pero en su contra una gestión muy cuestionada en lo social, una distancia de la calle que ha ido aumentado con el paso del tiempo, una reforma de la ley electoral muy conflictiva y las continuas acusaciones de manipulación en la televisión pública regional.


En sus peores previsiones, De Cospedal pensaba gobernar de nuevo Castilla-La Mancha con el apoyo de Ciudadanos, pero las urnas la dejaron a un escaño de la mayoría absoluta y sin posibilidad de acuerdo, y aún trata de encajar el golpe, según admiten sus colaboradores.


Estaba previsto. Seguirá siendo una pieza importante del entorno de Rajoy y mantendrá sus responsabilidades en el partido de Castilla-La Mancha, donde se presentará a la investidura a pesar de que no tiene mayoría suficiente para ser elegida.