Cae el "enemigo público número uno", el pederasta de Madrid

El pederasta de Ciudad Lineal fue detenido en Santander tras huir de la capital.

Antonio Ortiz, el presunto pederasta de Ciudad Lineal
Cae el "enemigo público número uno", el pederasta de Madrid

El denominado "enemigo público número uno" de Madrid, que se convirtió desde abril en la máxima prioridad de la Policía y de la Delegación del Gobierno, ha sido detenido este miércoles en Santander, y ahora tanto los agentes de la llamada operación Candy como los padres de menores han recuperado la tranquilidad.

Hablar con las niñas de las que abusó, visionar cientos de horas de cámaras de seguridad, cruzar y comprobar miles de matrículas y de localizaciones de móviles, tomar declaración a decenas de personas... Todo se hacía y todo parecía que no daba resultado. Hasta que se resolvió el puzzle.


Fue hace semanas, pero la Policía siguió con el amplio dispositivo policial puesto en marcha sobre todo tras el tercer secuestro, perpetrado poco antes del inicio del curso escolar (fue el pasado 22 de agosto). Los anteriores fueron el abril y junio, y otros dos en 2013.


Ya dijeron el jefe superior de Policía y la delegada del Gobierno en Madrid que era tan importante arrestar al "indeseable" delincuente como recabar las pruebas suficientes para que el juez le pueda enviar a prisión.


Las piezas fundamentales para detener al presunto pederasta han sido tres, según fuentes de la investigación: la comprobación de los teléfonos móviles registrados por los repetidores de la zona los días de los raptos, la captación de una imagen del coche que usaba y la extracción de una huella en una tienda en la que paró a comprar una crema cuando llevaba secuestrada a una niña.


La investigación era tan prioritaria y a la vez tan complicada que los investigadores tiraron de cualquier fleco, como por ejemplo la declaración de un comerciante que explicó que un hombre había entrado en su tienda y, al ver que había una cámara -que en realidad no funcionaba- se puso nervioso. Por eso los agentes tomaron huellas y dieron con una identidad.


Esa identidad era la misma que correspondía al dueño de un teléfono móvil que había sido captado por todos los repetidores de la zona y en la hora en la que se cometieron los raptos.

Además, la identidad revelaba que se trataba de un hombre con numerosos antecedentes policiales, incluida una condena a siete años de prisión por agredir sexualmente a una menor de seis años.


Luego se ha sabido que se dedicaba a cobrar deudas en un negocio de compraventa de coches, llegando a extorsionar y a amenazar a los clientes que no pagaban, aprovechándose de su imponente físico de gimnasio y de sus conocimientos de artes marciales.


Trabajar en ese negocio le permitía además tener acceso a varios vehículos, además del que él utilizaba habitualmente, con los que raptar a las menores.


Una vez identificado el definido también como "depredador sexual" y "pederasta serial", los agentes supieron que se había trasladado a Santander huyendo, y allí le han vigilado las 24 horas del día más de dos semanas.


Este miércoles la alegría entre los agentes que han llevado a cabo la operación era palpable, tras la enorme presión que iban acumulando cada vez que ocurría un nuevo caso.


Y mayor era la alegría si cabe entre los vecinos del distrito de Ciudad Lineal, que han recibido la noticia con alegría y alivio.

Todos esperan que ahora "se haga justicia".