Fiscal compara la trama corrupta de prostíbulos de Barcelona con 'El Padrino'

La presunta trama corrupta de policías nacionales protegía a los macroprostíbulos de Castelldefels, a cambio de dinero, favores y regalos.

El fiscal del 'caso Saratoga-Riviera', Fernando Bermejo, ha comparado la presunta red corrupta de policías y dueños de prostíbulos que ha llevado al banquillo con la trama de algunas célebres películas sobre la mafia, como 'El Padrino', 'Casino' o 'Uno de los nuestros'.


En la sección novena de la Audiencia de Barcelona, Fernando Bermejo ha expuesto sus informes finales ante el tribunal que juzga a una presunta trama corrupta de policías nacionales acusados de proteger a los macroprostíbulos Riviera y Saratoga de Castelldefels (Barcelona), a cambio de dinero, favores y regalos.


Por su presunta relación con la trama, que comportó el cierre indefinido de ambos macroburdeles, se sientan en el banquillo un comisario de Extranjería y dos ex inspectores jefes, que afrontan penas de hasta 44 años, acusados de avisar a los dueños de los prostíbulos de las redadas que se iban a practicar.


El fiscal ha defendido hoy que la trama corrupta actuaba "al más puro estilo" de algunas emblemáticas películas hollywoodenses sobre la mafia, como "El Padrino", de Francis F. Coppola, o las obras de Martin Scorsese "Uno de los nuestros" y "Casino", además de recientes series televisivas.


Fernando Bermejo ha enumerado ante la sala los indicios, muchos de ellos apuntados en conversaciones intervenidas, de que los cargos policiales imputados avisaban de las redadas a los jefes de los burdeles para que pudieran ocultar a tiempo a las mujeres "sin papeles", a cambio de favores y dinero que se intercambiaban dentro de sobres en fugaces encuentros en bares.


Uno de los capítulos de la exposición del fiscal iba destinado a probar los delitos de favorecimiento de la prostitución y derechos contra las trabajadoras que se imputan a los acusados, una de las cuestiones más complejas de probar dado que son muy pocas las prostitutas que han acudido a declarar como testigos en el juicio, y en la mayoría de casos para aclarar que ejercían voluntariamente.


El fiscal ha invocado la reciente jurisprudencia sobre los delitos relativos a la prostitución y ha proclamado que para que sea ilegal no es necesario que las mujeres sean obligadas contra su voluntad a vender su cuerpo, sino que basta con que se demuestre que son explotadas y controladas por patrones que se aprovechan de su situación de "desvalimiento".


Para Fernando Bermejo, las prostitutas del Saratoga y el Riviera, en su gran mayoría "sin papeles", sin nadie en España y que incluso desconocían la lengua del país, eran obligadas a ejercer en horarios maratonianos de las cuatro de la tarde a las 5 de la mañana, con descansos de apenas ocho horas para dormir, y debían entregar a sus jefes el pago de las habitaciones en que pernoctaban, así como parte de lo que recaudaban con sus servicios sexuales.


Para ilustrar ese trato propio del que se dispensa al "ganado", Bermejo ha relatado los controles médicos a que las prostitutas eran sometidas por parte de un "farmacéutico" -ni siquiera un facultativo diplomado- que mensualmente las atendía en una de las habitaciones del propio club, les practicaba análisis clínicos y les suministraba hormonas para aumentar su rendimiento y retirarles la menstruación.


De esos delitos son responsables, en opinión del ministerio público, tanto policías como dueños de burdeles, dado que todos ellos tenían conocimiento de la situación de vulnerabilidad de las víctimas y se repartían los roles dentro de ese negocio sexual: "unos reclutan, otros explotan, otros protegen", ha recalcado.