Juicio al torero por un accidente mortal

Ortega Cano insiste en que solo "se mojó" los labios con cava

La prueba de alcoholemia arrojó un resultado de 1,26 de gramos de alcohol por litro en sangre.

El torero, en silla de ruedas, a su llegada a los juzgados
Ortega Cano insiste en que solo "se mojó" los labios con cava
JULIO MUÑOZ/EFE

El extorero José Ortega Cano insiste en que no bebió alcohol antes del accidente de tráfico mortal ocurrido en mayo de 2011 por el que perdió la vida un vecino de Castilblanco de los Arroyos identificado como Carlos Parra, subrayando que únicamente se tomó dos coca-colas y "se mojó" los labios con una copa de cava que le ofrecieron en un establecimiento hostelero, todo ello pese a que la prueba de alcoholemia arrojó un resultado de 1,26 de gramos de alcohol por litro en sangre.


Durante su declaración en el juicio que se ha iniciado este martes en el Juzgado de lo Penal número 6 de Sevilla, el exmatador de toros ha asegurado que los médicos, debido a sus problemas de corazón, "le han prohibido totalmente tomar alcohol" y por ello para él el alcohol "es un veneno". "Si quiero morirme no tengo más que tomar alcohol", ha afirmado, agregando incluso que no toma cerveza porque "le sienta muy mal y le da gases en la barriga".


Según su relato, el día del accidente respetó "todas" las normas de tráfico y la velocidad permitida, añadiendo que "tiene memorizado todo lo que pasó" hasta "segundos antes" del accidente mortal, momento a partir del cual no recuerda nada, por lo que piensa "que algo raro pudo ocurrir" y que pudo sufrir "un mareo" o un "vahído".


"He venido aquí con toda la verdad y confiando en la verdad, y lo que diga es la pura verdad; a mí, por ser una persona pública, se me ha tergiversado y se me ha hecho una injusticia tremenda, pero no vengo a decir ninguna mentira", ha dicho, señalando que "confía en Dios y en la Justicia", punto en el que ha mostrado su "pena" por la persona fallecida.

 Conoce al acusado "de verlo en bares"

En la jornada de este martes también ha declarado la viuda del fallecido, Manuela Gurruchaga, quien ha relatado que su marido salió ese día de casa "en buen estado físico y psíquico" para dirigirse a su nuevo puesto de trabajo, añadiendo que conoce al acusado de verlo "en bares" de la localidad de Castilblanco. Además, ha señalado que tanto ella como sus dos hijos han tenido que recibir tratamiento psiquiátrico, tratamiento que sigue recibiendo su hija.


Esta versión de los hechos ha sido ratificada por el hermano de la víctima, Manuel Parra, quien ha "reclamado" la pérdida de su hermano, y ha agregado que, a consecuencia de su fallecimiento en el accidente de tráfico, también ha recibido tratamiento psiquiátrico.


La primera jornada del juicio ha comenzado con la fase de cuestiones previas, en la que el abogado del acusado ha planteado la "nulidad de pleno derecho" de la prueba de alcohol que le fue realizada a su cliente a partir de una muestra que le fue extraída en el Hospital Virgen Macarena donde fue ingresado tras el accidente.

 La defensa impugna la prueba de alcohol

Según el letrado, se ha vulnerado el derecho a la intimidad, ya que la sangre "se le extrajo con una finalidad terapéutica y para salvarle la vida", y no para emplear la prueba en el juicio penal, añadiendo que, además, "para tener efectos incriminatorios en este proceso penal es necesaria una resolución especialmente motivada", pero en este caso "no ha existido esta resolución judicial motivada".


A su juicio, la prueba "ha entrado en el proceso indebidamente", lo que no ha sido compartido por el fiscal de Seguridad Vial, Luis Carlos Rodríguez León, que se ha opuesto a la nulidad de la prueba al entender que no se ha vulnerado el derecho a la intimidad y esgrimiendo en este sentido la Ley de Tráfico, que establece que "en un accidente con resultado de muerte es obligado realizar la prueba" de alcoholemia "a todos los implicados".


Los letrados de la acusación particular también se han opuesto a la petición de nulidad de la prueba de alcoholemia, que será resuelta por la juez Sagrario Romero en la propia sentencia.