Catástrofe ecológica

Arranca el juicio del Prestige diez años después

El juicio durará siete meses, aunque no se espera una sentencia para antes de septiembre de 2013. Fue la peor catástrofe ecológica en la historia de España.

El Prestige se partió en dos frente a la Costa da Morte
Diez años después de la catástrofe arranca el juicio del Prestige
AFP

El Prestige, un inmenso y viejo buque cargado con 77.000 toneladas de crudo, navegaba frente a la costa de Galicia en medio de un temporal cuando el 13 de noviembre de 2002 se abrió una vía en su casco. Seis días después, el petrolero se partió en dos y comenzó a hundirse mientras liberaba el tóxico fuel. La marea negra azotó la Costa da Morte. Fue la peor catástrofe ecológica en la historia de España. 


Mañana martes, a punto de cumplirse diez años del accidente del  Prestige y en medio de una gran expectación, arranca en la Audiencia Provincial de La Coruña el juicio por lo sucedido, tras una larga investigación judicial y sin que nadie pueda asegurar que algo así no volverá a ocurrir nunca más.


Tres personas se sientan en el banquillo de los acusados por la gestión del accidente y el hundimiento del buque monocasco, que navegaba bajo bandera de conveniencia de Bahamas y que con una eslora más larga que dos campos de fútbol continúa a casi 4.000 metros de profundidad frente a la costa de Galicia, en el noroeste de España.


Los acusados son el capitán, el griego Apostolos Mangouras; el jefe de máquinas del buque, Nikolaos Argyropoulos; y el ex director de la Marina Mercante española José Luis López-Sors, el único cargo político acusado por la catástrofe pese a que se intentó ampliar la responsabilidad por encima de él.


En ese banquillo debería sentarse también el primer oficial del  Prestige, Ireneo Maloto, pero aún se encuentra en busca y captura.


El fiscal solo pide cárcel para el capitán del petrolero, al que considera el principal responsable del accidente. Reclama para él 12 años de prisión. Las acusaciones particulares piden cárcel para todos, con penas de entre cuatro y nueve años el resto de los acusados. La fiscalía cuantifica en más de 4.100 millones de euros los daños de la tragedia.


El juicio durará siete meses, aunque no se espera una sentencia para antes de septiembre de 2013, durante los cuales desfilarán más de 130 testigos, un centenar de peritos, 50 abogados... Con un juicio de tal envergadura, el tribunal de la Audiencia Provincial de La Coruña ha tenido que trasladarse al recinto ferial de la ciudad.


El accidente del Prestige desencadenó la peor catástrofe ecológica en la historia de España. Muxía fue el primer lugar donde el fuel tocó tierra. El pequeño pueblo de pescadores de la Costa da Morte se convirtió en la "zona cero" de un desastre que en lo económico atacó duramente la principal fuente de ingresos de la costa gallega: hubo que prohibir la pesca y el marisqueo.


Pero el fuel vertido no sólo llegó a Galicia. Alcanzó también las costas de las regiones españolas de Asturias, Cantabria y País Vasco, y llegó asimismo a las de Portugal y Francia -el gobierno francés está de hecho personado en esta causa-.


De las entrañas del Prestige salieron unas 60.000 toneladas. Otras 13.000 se sacaron después del pecio hundido en una complicada operación. 1.600 kilómetros de litoral, con su fauna y su flora, se tiñeron de negro. 250.000 aves murieron, más de 1.000 playas quedaron contaminadas.


En el plano político, el gobierno presidido entonces por José María Aznar sufrió uno de los mayores cuestionamientos sociales por su gestión del accidente. La decisión del Ejecutivo de arrastrar el pecio lo más lejos posible del litoral favoreció, según expertos, que el buque se partiera y se hundiese.


Aznar tardó días en visitar la zona de la catástrofe. Y todavía hoy se recuerda cómo el entonces vicepresidente del gobierno y ahora jefe del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, negaba lo evidente: mientras toda España veía por televisión cómo la marea negra golpeaba la costa gallega, teñida de color alquitrán, Rajoy aseguraba que del pecio salía poco fuel, apenas unos "hilillos de plastilina".


Pero la catástrofe sacó también lo mejor de la gente. Unos 100.000 voluntarios -de Galicia, del resto de España e incluso del extranjero- corrieron a las playas gallegas para ayudar a limpiar el fuel y salvar aves enfangadas en petróleo, muchas veces sin más que instrumentos improvisados y sin apenas protección, una acción por la que aún hoy hay muchas personas que sufren problemas respiratorios.


Diez años después del accidente "existen dudas más que razonables acerca de que hoy podamos decir que está garantizado que no se va a producir otro Prestige, asegura Nunca Mais, la plataforma ciudadana que se formó tras el vertido y que movilizó a millones de personas después del hundimiento exigiendo responsabilidades.


Según dice, se han tomado medidas en la dirección correcta, como la retirada de los buques monocasco en la UE, pero la plataforma asegura que lo que se ha hecho no basta para asegurar que no volverá a pasar lo que ocurrió hace ahora casi diez años.