ANUNCIA SU RETIRADA

Un observador de la Liga Árabe denuncia la falta de independencia de la misión siria

Asegura que hay francotiradores "en todas partes" y que los presos y detenidos son torturados.

Un observador de la Liga Árabe se ha marchado de Siria porque, según ha dicho, ha presenciado "escenas de terror" ante las que se ha sentido impotente por no poder prevenirlas y porque la delegación de la que formaba parte no está actuando de forma independiente.


"Me he retirado porque he visto que estaba trabajando al servicio del régimen", ha declarado el argelino Anwar Malek a la cadena de televisión Al Yazira en su sede de Qatar. "Estaba ofreciendo al régimen más oportunidades para seguir matando, y no podía evitarlo", ha explicado.


"El régimen se ha inventado y ha organizado la mayor parte de las cosas que hemos visto para impedir que la Liga rabe emprendiese acciones en su contra", al tiempo que ha puesto a "espías y responsables de los servicios de inteligencia" como conductores y guardaespaldas de los observadores para conseguir información. "En cuanto nos marchábamos de una zona, atacaban a la gente", ha añadido.


En su opinión, la misión de observación de la Liga rabe es una "farsa" y está fracasando. "Lo que he presenciado es un desastre humanitario. El régimen no está cometiendo solo un crimen de guerra, sino varios crímenes contra su pueblo", ha afirmado.


Francotiradores, secuestros y torturas


Malek ha asegurado que "los francotiradores están en todas partes, disparando contra civiles, se está secuestrando a gente, los presos están siendo torturados y ninguno sale en libertad".


"Lo más importante es que tengo sentimientos humanos. He estado más de quince días en Homs" (una ciudad en el oeste del país donde la violencia ha sido especialmente intensa) y "he visto escenas de terror, cuerpos quemados, cadáveres torturados, personas despellejadas, niños muertos (...), casas bombardeadas con armamento pesado y destruidas", ha contado.


"No puedo olvidar mi humanidad en una situación como ésta", ha manifestado el observador, que ha precisado que la zona de Bab Amro era la más afectada de la ciudad. Malek ha resaltado que visitó una prisión de la Policía secreta donde había personas "en condiciones trágicas, sometidas a torturas y muriéndose de hambre porque solo les daban una comida frugal al día".


El Ejército, en las calles


En cuanto al deber de retirar al Ejército de las ciudades, uno de los compromisos que adquirió el Gobierno del presidente Bashar al Assad al aceptar el plan de paz de la Liga rabe, Malek ha señalado que los militares escondieron los carros de combate y volvieron a colocarlos cuando los observadores se hubieron marchado.


Según la ONU, más de 5.000 civiles han muerto en Siria desde el pasado marzo, cuando comenzaron las protestas contra Al Assad, quien afirma, por su parte, que "grupos terroristas armados" han matado a 2.000 policías y soldados.


La misión de observación de la Liga rabe --compuesta actualmente por unos 165 miembros-- comenzó a trabajar en el país el pasado 26 de diciembre con el fin de comprobar si el Gobierno está aplicando el plan de paz, que también lo obliga a liberar a los presos políticos e iniciar un diálogo con la oposición.


El secretario general adjunto de la ONU para Asuntos Políticos, Lynn Pascoe, advirtió este martes ante el Consejo de Seguridad, en una reunión a puerta cerrada, de que más de 400 personas han muerto en Siria desde la llegada de la delegación de la Liga rabe a finales de diciembre, según la embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Susan Rice.


Según Rice, Pascoe indicó que, desde la entrada de los observadores, han muerto "una media de 40" personas al día por las actuaciones de las fuerzas gubernamentales. Se trata de "una cifra mucho mayor que la que había incluso antes del despliegue" de esta misión, destacó.


Observadores, engañados


La Liga rabe ha condenado el ataque del pasado lunes en el que once de sus observadores fueron heridos por manifestantes en la ciudad de Latakia y ha acusado al Gobierno sirio de incumplir su deber de protegerlos.


Damasco ha afirmado que sigue proporcionando seguridad a los observadores, pero Malek ha denunciado que el Gobierno no está atendiendo sus peticiones. "El régimen no ha satisfecho ninguna de nuestras demandas. De hecho, ha estado intentando engañarnos y alejarnos de lo que estaba ocurriendo realmente para que nos centrásemos en cosas insignificantes", ha aseverado.


Malek ha aclarado que los presos y detenidos que supuestamente fueron liberados y que aparecieron en televisión eran en realidad personas a las que las fuerzas de seguridad habían cogido al azar en la calle. "Los tuvieron detenidos durante cuatro o cinco días en unas condiciones muy duras y luego los pusieron en libertad, como si de verdad fueran presos", ha declarado.


Asimismo, ha dicho haber visto a francotiradores apostados en las azoteas de los edificios. "En uno había militares enfrente del edificio y también francotiradores en la azotea", ha precisado. Sin embargo, "algunos miembros de nuestro equipo preferían mantener una buena relación con el régimen y negaban que hubiera francotiradores", pese a que a veces incluso "vimos como una persona moría por disparos de un francotirador", ha agregado.


Malek ha criticado al jefe de la misión, el general sudanés Mustafa Dabi, porque "quería optar por un término medio para no enfadar a las autoridades ni a ninguna otra parte".


Así las cosas, el Gobierno de Al Assad "ha ganado mucho tiempo y eso le ha ayudado a llevar a cabo su plan". "Por eso he decidido retirarme de esta misión", ha concluido.