HOLANDA

Los turistas, fuera de los 'coffeeshop' de Amsterdam

Uno de los canales de Amsterdam
Los canales de Amsterdam entran en la lista del Patrimonio de la Humanidad
EFE

Rita está enojada. «Están locos», se queja esta estudiante alemana. «Fumamos aquí tranquilamente nuestro porro, nunca hacemos alboroto, y ahora quieren que nos vayamos, solo porque no somos holandeses». También están furiosos, como esta joven alemana, otros clientes del café 'Get Down To It' de Ámsterdam. Italianos, belgas, franceses, rusos, todos ellos prometen «no regresar nunca más si hacen lo que tienen planeado».


El proyecto del Gobierno en La Haya consiste en tranformar los cafés para el consumo de marihuana en Holanda -'coffeeshops'- en clubes, cuyos miembros solo podrán ser «ciudadanos mayores de edad de Holanda». Así lo decidió el gabinete de minorías conservador, que en el Parlamento cuenta con el respaldo de Geert Wilders, líder del partido islamófobo y populista de derechas PVV (Partido de la Libertad).


Por supuesto que está claro que por esta medida habrá un descenso de la cantidad de turistas que visiten Holanda, dijo el ministro de Justicia, Ivo Opstelten, del partido liberal de derecha VVD. Al fin y al cabo, se sabe que muchos solo viajan a Holanda «para consumir tranquilamente cannabis en los cafés».


Pero, en el futuro, los extranjeros deberían «acudir en sus respectivos países a los mercados ilegales», añadió. Que Holanda se quiere sacar de encima la mala reputación como paraíso del porro es una meta prioritaria para el gobierno que asumió en octubre pasado, con Mark Rutte, del VVD, como primer ministro.


'Los wietpas'


En ese sentido, se está impulsando la introducción en todo el país del carné del club, que en el lenguaje popular se denomina 'wietpas', 'carné de marihuana'. Y así funcionaría: quien quiera consumir marihuana o hachís, si es mayor de edad y ciudadano holandés, podrá comprar un carné de miembro por al menos un año de un club de su elección.


Cuando ingrese al local, se controlará si el 'wietpas' corresponde al documento y ambos a la persona que lo presenta. Un sistema electrónico interconectado evitará que alguien consiga varios carnés con los que poder comprar más que los cinco gramos por día autorizados de productos derivados del cannabis. El objetivo principal, asegura el Gobierno, no es desalentar a los turistas, sino luchar contra el crimen organizado.


El único consuelo para los viajeros en relación con el cannabis es que hay un período de gracia, que, dependiendo del lugar -ante todo en Amsterdam- se puede extender durante mucho tiempo.