REUNIÓN EN CANNES

La crisis griega eclipsa los grandes temas de la cumbre del G-20

El G-20 tiene previsto presentar este viernes un plan de acción que recoge el consenso en este sentido.

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La crisis griega eclipsa los grandes temas de la cumbre del G-20
AFP

Los grandes temas de la cumbre del G-20, como las políticas para el desarrollo económico y social, se vieron eclipsados por la crisis griega, para disgusto de algunos países y agentes sociales.


La sexta reunión al máximo nivel del G-20 arrancó en Cannes (Francia) bajo la larga sombra de la crisis política griega, que provocó numerosos encuentros paralelos e, incluso, la celebración de una minicumbre de los líderes de la eurozona que se encontraban en esta ciudad de la Costa Azul francesa.


La cita había sido ideada con un programa muy ambicioso por el Gobierno francés de Nicolás Sarkozy, presidente de turno del G-20, pero los acontecimientos en Grecia y, sobre todo, la difícil situación que vive Europa obligaron a bajar las expectativas.


En paralelo al inicio de la cumbre, que arrancó con un almuerzo de trabajo y un debate sobre la situación económica actual, en los pasillos y en las salas de prensa las televisiones proyectaban los noticiarios griegos y emitían en directo la intervención del primer ministro de Grecia, Yorgos Papandréu, en el Parlamento.


Pero este excesivo protagonismo de la crisis económica provocó un cierto descontento entre los países de fuera de la zona euro, que acudieron a Cannes con ganas de hablar sobre la ayuda al desarrollo, la liberalización del comercio internacional o la reformulación del Sistema Monetario Internacional, ejes de la agenda de la presidencia francesa.


Una de las líderes en alzar la voz fue la presidenta argentina, Cristina Fernández, quien mostró su hartazgo por una crisis de la que se lleva hablando, sin solución, casi desde que se inició la crisis financiera, hace tres años.


"Han pasado tres años y cuando a un enfermo no le dan la solución cada vez se agrava más", dijo durante una intervención en un foro empresarial paralelo al G-20.


Recordó que desde la quiebra de Lehman Brothers se han gastado "miles de millones de dólares" para resolver los problemas del sistema financiero que deberían ser volcados en la economía real.


También las ONG acreditadas ante el G-20 lamentaron que la crisis de la deuda en EEUU y Europa esté acaparando la atención en el comienzo de la cumbre, en la que abogan por una mayor regulación del sistema financiero internacional y un control de los precios de los alimentos.


Con un ojo puesto en el plenario de la cumbre y otro en las informaciones procedentes de Grecia, los líderes del G-20 trataron de avanzar en el eje central de la cumbre, que se ha marcado como objetivo trazar un plan que permita lograr un desarrollo sostenible en el planeta.


El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, fue uno de los mandatarios que defendieron una iniciativa para que los países que no están sujetos a una austeridad presupuestaria pongan en marcha políticas de estímulo que favorezcan el crecimiento global.


En este sentido, el G-20 tiene previsto presentar este viernes un plan de acción que recoge el consenso en este sentido.


"Los países con superávit comercial están en mejor situación para estimular la demanda interna", dijo a la prensa la vicepresidenta económica de España, Elena Salgado.


En las reuniones de trabajo de hoy, los líderes del G-20 escucharon con preocupación el diagnóstico económico que hizo la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, quien dejó claro que el mundo está inmerso en una desaceleración.


Así, todos se pusieron de acuerdo en la necesidad de lanzar iniciativas comunes para impulsar el crecimiento equilibrado y el empleo, así como de desarrollar una serie de infraestructuras urbanísticas que tendrán un alto impacto en países en desarrollo.


El plenario del G20 contó además con la participación del fundador de Microsoft, Bill Gates, actualmente volcado en sus labores filantrópicas, quien destacó la necesidad de aumentar la financiación al desarrollo.


En este sentido, se habló de una iniciativa que apoyan algunos países como España o Francia, el establecimiento de una tasa a las transacciones financieras mundiales que permita recabar fondos para destinarlos a la financiación al desarrollo.


Salgado indicó: "paso a paso, vamos consiguiendo que esta vía innovadora de financiación se entienda y que haya un mayor nivel de consenso".


El presidente francés destacó especialmente el apoyo de las presidentas de Argentina y Brasil, Cristina Fernández y Dilma Rousseff, respectivamente, a esta iniciativa.